Reseña: Carbono Modificado

Dentro de los escritores de ciencia ficción y fantasía británicos más destacados de las últimas décadas, Richard Morgan ciertamente es uno de los más importantes. Si bien no ha alcanzado los niveles de popularidad de otros escritores de estos géneros, ya cuenta con dos trilogías, Takeshi Kovacs y Tierra de Héroes, dos novelas, y variadas colaboraciones en historietas y juegos de vídeo. La reciente adaptación de Carbono Modificado por parte de Netflix promete aumentar su fama a pesar de dejar mucho que desear después de sus diez episodios





Carbono Modificado (2002) fue su primera novela, ambientada 500 años en el futuro durante la expansión a otros planetas bajo el mando de la ONU. Las almas, o personalidades individuales, pueden ser descargadas a modo de datos en diferentes cuerpos, llamados fundas, en otros planetas a través de la pila cortical. Las consecuencias son obvias, al menos para quienes controlan esta sociedad: la vejez desaparece, la muerte ya no es un problema, el poder se concentra aun más en manos de los ricos, quienes pueden costearse cuerpos de reemplazo e incluso guardar copias de seguridad que son actualizadas diariamente. Morgan toma distancia de los potenciales beneficios del transhumanismo para concentrarse en sus excesos.
Takeshi Kovacs, ya retirado al inicio de la novela, es un ex-emisario, uno de los supersoldados que la ONU usa para sofocar levantamientos coloniales en diferentes planetas y que puede mantener sus habilidades posthumanas y su entrenamiento especializado cada vez que cambia de funda. La acción comienza cuando Kovacs es descargado al cuerpo del policía Elias Ryker de Bay City (la antigua San Francisco) para investigar el asesinato del millonario Laurens Bancroft. Se presume que éste se suicidó, destruyendo su pila cortical aunque su copia de respaldo fue descargada a una nueva funda. El problema es que Bancroft pierde la memoria de lo sucedido antes del suicidio, y seguro de que ésta no es una opción que él contemplaría, contrata a Kovacs para que resuelva su caso. 
Una de las características de la pluma del escritor inglés es su fuerte contenido político. Incluso desde la ciencia ficción y la fantasía, estilos que no suelen ser percibidos como tales, Morgan se las ha arreglado para producir narraciones subversivas, violentas, llenas de descontento. Esto es patente en Carbono Modificado. Su universo (post)cyberpunk se caracteriza por ambientes sórdidos, una fuerte distinción de clases sociales, marginalidad, pobreza, prostitución y entretenimiento extremo. La decadencia, sin embargo, también hace mella en las clases altas. La inmortalidad forzada que durante siglos ha sometido a sus integrantes también ha alterado sus relaciones humanas. Sus identidades son reemplazadas por una deshumanización progresiva y sus vínculos se resquebrajan reencarnación tras reencarnación. El amor hacia una mujer con quien has estado casado durante 300 años, hace notar Laurens Bancroft, se transforma en algo cercano a la veneración, distante y gélida.
No hay que dejarse engañar en todo caso. Bajo su apariencia futurista y sus artilugios tecnológicos, Carbono Modificado es una novela negra en toda regla. Existe una clara intención denunciatoria contra la corrupción de los grandes poderes y las instituciones políticas, un abismante contraste entre las clases sociales altas y bajas, las motivaciones para los variados crímenes siempre surgen de la debilidad moral de sus personajes, su protagonista es un ser dañado con un pasado tormentoso y no forma parte de los cuerpos de justicia regulares sino que trata de resolver el caso al margen de la ley, la violencia es omnipresente hasta el punto que el autor se pasa de revoluciones en un par de ocasiones, hay intriga amorosa, los espacios son oscuros, asfixiantes,  la femme fatale, el slang… en fin, Morgan sigue cada uno de los patrones al pie de la letra aunque tambalea en lo que a Kovacs se refiere. Hay un uso un poco excesivo del flashback para caracterizar a su personaje principal – técnica que la serie de TV usa más allá del hartazgo – y con el correr de las páginas, este recurso se vuelve repetitivo, pierde efectividad. Además, a Morgan parece importarle más las vueltas de tuerca necesarias para llegar a la resolución del crimen que mostrarnos quién es realmente Takeshi Kovacs. El lector es capaz de entrever su pasado y sus conflictos existenciales, pero a medida que la historia avanza, la caracterización pierde profundidad y sus pugnas internas se esfuman.
Afortunadamente, Morgan es un buen narrador. Maneja muy bien las líneas argumentales, el mundo que crea es verosímil y la estructura de la novela soporta el peso de fallas menores. No es una obra magistral, pero es una primera novela sólida, interesante, que ha sabido ganarse su lugar en el interminable flujo de libros distópicos que se publican hoy en día a un ritmo, por momentos, frenético.


Carbono Modificado (Trilogía Takeshi Kovacs I)
Richard Morgan
Gigamesh
2016

464 Páginas

Isaac Civilo B.

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