Reseña: El Bosque Oscuro
Al final de El Problema de los Tres Cuerpos, el escenario estaba preparado: los extraterrestres de Trisolaris se encontraban camino a la Tierra aunque el viaje duraría poco más de cuatro siglos, tiempo suficiente para que la humanidad pudiese prepararse para enfrentarlos. O al menos eso podría esperarse si no fuera por los sofones, inteligencias artificiales de vigilancia subatómicas que ya se mueven entre nosotros y cuyo propósito es infiltrar cada área del quehacer humano e impedir su desarrollo. La Tierra se encuentra paralizada bajo una vigilancia absoluta.
Al igual que en la primera parte de la
trilogía, Liu Cixin echa mano a gran número de personajes, desde científicos y
militares hasta un grupo de jubilados, a fin de ilustrar la forma en que la
invasión afecta cada una de las áreas de la cultura terrestre. A la par, la
humanidad comienza a desarrollar diversas estrategias y experimentos a un ritmo
frenético. La principal, el proyecto de los valladores:
tres científicos y políticos influyentes más un completo desconocido – Luo Ji –
son seleccionados para desarrollar planes defensivos. Astrónomo y sociólogo de
un carácter pueril, Luo Ji se encuentra en medio de esta encrucijada sin
entender qué méritos sus superiores pudieron ver en él. Su nuevo rango de vallador, sin embargo, gatilla un viaje
interior que lo llevará a ser parte fundamental del proyecto y de una última
defensa desesperada ante la flota Trisolariana.
Ya que los sofones han detenido el desarrollo
científico de la humanidad, los valladores
son los encargados de concebir estrategias defensivas en el único lugar que los
sofones no pueden penetrar, sus cerebros. La reacción de Trisolaris no se hace
esperar y a cada uno de los valladores
se le asigna un desvallador, un
humano cuya misión es descubrir los planes que estos elucubran en sus mentes y
exponerlos al mundo. Luo Ji es la excepción. Ningún desvallador le es asignado. Por el momento, los extraterrestres dudan
de su potencial.
Hay algo de novela detectivesca durante pasajes
de El Bosque Oscuro. La búsqueda de
pistas, los intentos de asesinato y un aire de tensión se filtran por sus
páginas. El detective Shi Quiang o Da Shi, una suerte de guardaespaldas de Luo
Ji, tiene mucho que ver en esto. Las estrategias que los valladores desarrollan tienen desenlaces inesperados en el mejor de
los casos, trágicos en el peor. Las dudas de Trisolaris sobre el papel de Luo
Ji han aumentado e incluso sospechan que posee el secreto más importante del
universo, secreto que ni el mismo astrónomo puede entrever. Tras una serie de
atentados fallidos, un virus ataca a Luo Ji y ante la falta de una cura, la
hibernación es la única solución para evitar la muerte.
A diferencia de su predecesora, El Problema de los Tres Cuerpos, El Bosque Oscuro presenta una estructura
mucho más sólida. Ahí donde el primer volumen padecía de una narración
fragmentada, por momentos falta de ritmo, esta segunda parte se divide en tres
grandes bloques lo que ayuda a graduar la historia de manera más fluida. Las dos
primeras partes se concentran en la planificación de la defensa planetaria y su
desarrollo, con marcados matices políticos y sociales, mientras que la tercera
parte nos lleva 200 años hacia el futuro con Luo Ji a salvo después de la
hibernación.
Esta tercera parte es la que nos sumerge en un
futuro distópico en toda regla: ciudades habitadas bajo tierra, la superficie
del planeta convertida en un desierto, la derogación de las leyes ambientales
que resultó en un colapso ecológico a gran escala, la población mundial
reducida a menos de la mitad debido a la hambruna, la flota espacial humana como
uno de los grandes poderes políticos y la primera nave exploratoria de
Trisolaris que ha llegado al sistema solar dos siglos antes que el grueso de la
flota. De hermosa apariencia circular, casi inocua, dicho emisario nos recuerda
al monolito de 2001: Odisea Espacial,
pero con resultados mucho más mortíferos.
Liu Cixin guarda sus mejores cartas para el
último centenar de páginas donde, Batalla
de la Oscuridad mediante, nos explica la teoría de El Bosque Oscuro que da nombre a la novela y la forma en que Luo
Ji, ya casi olvidado en el anonimato de una sociedad que le es extraña, es
capaz de usarla como último recurso de defensa terrestre.
Ursula K. Le Guin siempre sostuvo que la
complejidad de las novelas realistas era moral y psicológica, y que, a
diferencia, las complejidades de la ciencia ficción son morales e
intelectuales. El Bosque Oscuro es un
gran ejemplo de tal enunciado. Si bien goza de una estructura más sólida, mejor
ritmo narrativo y personajes más profundos que la primera parte de la trilogía,
también hay más rigor científico, incluso filosófico, en este nuevo volumen,
logrando una exitosa expansión de la primera novela en cada nivel.
El
Bosque Oscuro (Trilogía de los Tres Cuerpos 2)
Liu
Cixin
Nova
2017
574 Páginas
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