Reseña: La Gracia de los Reyes de Ken Liu


La Gracia de los Reyes

Muchos años antes del éxito alcanzado por diversos autores orientales hoy en día, Ted Chiang ya se hacía acreedor a varios premios Hugo y Nebula en la década de los 90. Una rápida sucesión de historias cortas publicadas en diferentes revistas abrió los ojos del público anglosajón a las obras de autores con una impronta cultural diferente. El fenómeno, no obstante, no cristalizó masivamente hasta el estupendo filme Arrival basado en uno de los relatos del mismo Chiang y la trilogía Recuerdos del Pasado Terrestre, también conocida como la Trilogía de los Tres Cuerpos, de Cixin Liu. Con el tercer volumen de esta última ya publicado en español, las puertas están abiertas de par en par para la llegada de más escritores desde el ya no tan lejano oriente.

Ken Liu alcanzó renombre por sus excelentes traducciones al inglés del primer y tercer volumen de la trilogía de Cixin Liu, El Problema de los Tres Cuerpos y El Fin de la Muerte – ganadores del premio Hugo y Locus respectivamente – además de la muy interesante antología Planetas Invisibles, cuya traducción y edición corrió por su cuenta. Su obra como autor, no obstante, se estaba forjando en paralelo. La primera muestra de su talento fue la premiada antología de cuentos cortos El Zoo de Papel y Otros Relatos, única ganadora de los tres premios más importantes de ciencia ficción en un mismo año. En ella, el joven escritor demostró una gran capacidad especulativa aliada a un amplio rango de temáticas y una imaginación desbordante. Sólo era cosa de tiempo para que pusiera pie en el territorio de la novela y probar que su talento no se diluiría en una forma narrativa más extensa.

La Gracia de los Reyes es el primer volumen de su trilogía La Dinastía del Diente de León, un ciclo cuyos dos primeros volúmenes ya han sido publicados y nominados a los mayores premios de fantasía. El relato se desarrolla en el reino de Dara, un mundo exquisitamente detallado donde la fantasía y la historia se entrelazan de formas sutiles. Dara es un archipiélago cuya isla mayor se encuentra dividida en seis reinos. Cada uno de estos había gozado de autonomía durante décadas hasta que el séptimo reino proveniente de la pequeña isla de Xara los somete, convirtiéndolos en un único imperio. La narración comienza poco después de la conquista total de la gran isla, en una de las tantas giras del Emperador Mapidéré por los territorios anexados y un atentado en su contra. El sueño de Mapidéré es lograr la unificación de todos los reinos, imponiendo estructuras políticas, económicas e incluso lingüísticas particulares a todos sus habitantes. El atentado, no obstante, deja ver que la población de Dara está lejos de la aceptación de una nueva autoridad. Rebeliones menores se comienzan a gestar en diferentes pueblos del nuevo imperio y surgen jóvenes líderes decididos a dar pelea al ejército imperial. Kuni Garu, un vividor sin oficio, es puesto por el destino en el camino de la revolución y acabará siendo un eje fundamental de la narración. Por otro lado, Mata Zyndu, sobreviviente de una casa noble aplastada por Mapidéré, inicia su largo periplo para recuperar el honor perdido y hacer frente al imperio acompañado por su tío y mentor Phin Zyndu. Mata Zyndu es un guerrero a la vieja usanza, leal y honorable, cuyo camino se cruza con el de Kuni Garu constantemente y cuyo arco argumental se convierte en uno de los pilares de este primer volumen.


Durante la primera parte de la obra, Ken Liu detalla las diferentes rebeliones que se alzan a través del imperio y cómo éstas van conformando un movimiento de gran volumen que comienza a ganar terreno capítulo tras capítulo. Es un análisis certero de las revoluciones, lleno de matices y un abanico de personajes con las más variadas intenciones, desde el idealismo más puro hasta las ansias de poder más abyectas. Paralelamente, conocemos el interior del imperio y somos testigos de la forma en que las semillas del fracaso del gran proyecto unificador de Mapidéré ya han sido sembradas en su mismo núcleo por la persona más impensada. Las intrigas palaciegas se suceden y la decadencia del imperio comienza a mellar sus estructuras. Ken Liu recurre a un estilo dinámico y efectivo – cuyas raíces provienen notoriamente del mundo del cuento corto y la narración breve – que ayuda a cubrir gran cantidad de sucesos en pocas palabras. Su prosa es directa, compacta, y por momentos el lector siente que está leyendo una intrincada fábula oriental o escuchando un relato de una lejana tradición oral. Con rápidas pinceladas, el autor conduce la narración hacia una gran batalla en la mitad exacta de la novela y la recuperación de los reinos de Dara a manos de los líderes de la revolución.

Por sobre todas las complejas maniobras militares, los variopintos personajes, y largos arcos argumentales, podemos apreciar cómo los dioses mismos toman cartas en la guerra interviniendo en el rumbo de los acontecimientos. En una clara alusión al panteón de las deidades griegas, los dioses de Dara, guardianes de los reinos, toman posición respecto de los humanos favoreciéndolos o perjudicándolos y, en el proceso, mostrándonos que ellos también son igualmente iracundos, falibles, ambiciosos.

La segunda parte de la novela nos presenta los conflictos de poder que se generan una vez la revolución ha triunfado. Más difícil que la rebelión misma, la reconstrucción de los reinos genera toda clase de fricciones entre sus caudillos. En términos de caracterización, es ésta la sección más rica de este primer volumen. El autor esboza una amplia gama de personajes cuyas motivaciones e intereses entran en conflicto dejándonos entrever cuán ambiguos son. No solamente Kuri Ganu y Mata Zyndu se nos presentan como protagonistas mucho más complejos de lo que apreciamos durante las batallas. Sus familias, esposas, amigos y seguidores reciben el mismo tratamiento. En esto también hay una sugerente intención de subvertir la estructura usual de las historias de fantasía épica donde la presentación de los personajes antecede las gloriosas escenas de batalla que forman el clímax de tantos relatos.

En todo lo anterior, La Gracia de los Reyes es un relato vigoroso, robusto, pero en la recta final es donde flaquea. Muchos acontecimientos importantes se suceden a un ritmo demasiado vertiginoso cuando se beneficiarían de un tratamiento más pausado, más desarrollado, que ganara en tensión y dramatismo – en especial momentos claves como lo es una de las traiciones más deleznables de toda la obra. Asimismo, el relato deriva peligrosamente hacia cierto tipo de corrección política que se está haciendo común en varios relatos de fantasía y ciencia ficción por estos días, restando riqueza a la ambigüedad que sus personajes habían demostrado a lo largo de los capítulos previos. Incluso los dioses se nos muestran más unidimensionales, más planos en el desenlace. Por suerte, hay un par de señales que dejan entrever la superación de este traspié en los volúmenes siguientes. Con todo, La Gracia de los Reyes muestra un considerable saldo a favor. Simplemente no alcanzó a ser la obra redonda que parecía. Todavía quedan dos novelas para ver qué prevalecerá.

Isaac Civilo B.

La Gracia de los Reyes (Trilogía del Diente de León 1)
Ken Liu
Runas
2016
648 páginas

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