Reseña: El Muro de las Tormentas de Ken Liu


El Muro de las Tormentas

La segunda parte de la Trilogía del Diente de León, el ciclo fantástico silkpunk que Ken Liu comenzó con La Gracia de los Reyes, se encuentra con la ardua tarea de mantener el alto nivel narrativo del primer volumen y además de pulir algunos aspectos no del todo satisfactorios que le restaban impacto a la vibrante historia en el continente de Dara. Liu se ha tomado el desafío en serio y ya de entrada llama la atención la extensión de esta segunda novela, 250 páginas más extensa que su predecesora. Y es que, a pesar de que La Gracia de los Reyes cierra el período de grandes rebeliones de manera satisfactoria, la construcción de una nueva sociedad y la configuración de todo tipo de nuevos sistemas pueden requerir incluso más tiempo que la revolución misma.

La primera mitad de la novela decanta por dicho proceso de reestructuración y la forma en que Kuni Garu, ya rey de Dara, encuentra dificultades y contratiempos que ralentizan el proceso más allá de lo que el soberano espera. La Emperatriz y la concubina de Garu han dado a luz a dos hijos cada una y con un total de cuatro potenciales herederos, Liu teje con habilidad relaciones siempre cambiantes entre personajes en posiciones de poder. Se suceden intrigas palaciegas, alianzas insospechadas, dudas y quiebres entre los colaboradores del rey, todo plasmado en personajes crecientemente ambiguos.

Alternado capítulo a capítulo con los secretos de palacio, encontramos a Luan Zya viajando por las islas de Dara. El misterioso colaborador del rey, fundamental a la hora de ayudar al logro de la corona en el primer volumen, no aceptó ninguna posición política tras la victoria. En sus viajes, Zya ha encontrado a Zomi, la hija de una pobre familia de pescadores en la pequeña isla de Dasu. Ambos forjan una hermosa relación maestro-discípula donde Zomi absorbe todo el conocimiento necesario de su profesor y se nutre de las diferentes corrientes filosóficas orientales en las que Liu profundiza con lujo de detalles en esta segunda novela.

Existe un constante tira y afloja entre la emperatriz, la concubina del rey y Gin Mazoti, la famosa estratega militar que se autoproclamó reina de la región de Géjira sin autorización del soberano en un acto que tendrá varias consecuencias a lo largo de las páginas de este volumen. Hay sutiles planes dentro de planes que buscan obtener ventajas para sus vástagos e incluso podemos entrever atisbos de proyectos que tomarán generaciones llevar a cabo. Todas ellas muestran matices insospechados, especialmente considerando el forzado virtuosismo expuesto en La Gracia de los Reyes. Aun así, Liu adolece nuevamente de cierto aire discursivo en cuanto a personajes femeninos se refiere. Por fortuna está más tamizado que en el primer volumen de la trilogía, aunque no sería descabellado sospechar de la mano del editor al respecto. Nadie, sin embargo, es consciente que el propio Kuni Garu fragua planes propios para su descendencia desde el trono. La mano de Luan Zya también puede atisbarse por momentos, el consejero que desliza lentamente su influencia en las decisiones que cambiarán el reino.

La química entre el rey y su consejero es palpable durante los poquísimos aunque importantes encuentros que sostienen, donde Zya se revela como un maquinador mayor de lo aparente. No sólo fue el artífice de la traición que le permitió a Garu acceder al trono – el pecado de cimentar un imperio sobre la traición como el rey se lamenta una y otra vez – sino que alberga estrategias cuyo propósito es cambiar la configuración del imperio mismo. Ni siquiera su pupila Zomi, ya instalada entre lo más selecto de la vida palaciega, es capaz de captar el alcance de sus planes. El objetivo de Zya es la búsqueda del conocimiento y la destrucción de los límites que mantienen a los hombres en la oscuridad. Sin embargo, esta misma sed de sabiduría llevará al consejero a descubrir el Muro de las Tormentas, un fenómeno natural en el que gigantescos torbellinos, lluvia, nubes, relámpagos y truenos se alzan como una barrera en pleno océano que encapsula no sólo a los habitantes de Dara sino también a sus dioses y cuyo origen es más divino de lo que las deidades mismas piensan. Luan Zya logra salvar dicho escollo y descubre otro continente, menos avanzado, pero de gran fuerza militar, incluso salvajismo. Tanto Zya como el rey Garu y la pupila Zomi enfrentarán desafíos que los pondrán a prueba en cada aspecto, pruebas que quizás no puedan superar. Cuando el reino comienza a resquebrajarse desde dentro y las traiciones se suceden una tras otras, la invasión comienza.

La segunda parte de la novela se concentra en el ataque desde el continente de Ukyu, con ciudades-barco y unas extrañas criaturas voladoras llamadas garinafins que le otorgan gran superioridad a las fuerzas invasoras. Por supuesto, no todo es acción desatada. Además de dos o tres batallas monumentales, también existe una profunda descripción de una cultura ajena a Dara, su historia, sus tragedias, su salvajismo y su crueldad. Nuevamente Ken Liu aprovecha al máximo una de sus mejores virtudes de cuentista, decir mucho en pocas palabras. Narrar todo el trasfondo de una cultura desconocida en pocos capítulos no es un logro menor. Además, hay un análisis realista del proceso migratorio, lejano a la idealización y al romanticismo que suele ocultar verdades desagradables.





















La novela termina en una nota alta donde se suceden alianzas, traiciones, estrategias militares y giros inesperados. Muchos de los personajes que han acompañado la narrativa de Ken Liu encontrarán finales más que inesperados. El desenlace mismo, a pesar de cerrar varios hilos narrativos, se las arregla para dejar planteadas no sólo interrogantes sino circunstancias que ya dan pie a otro extenso volumen que pondrá fin a este ciclo. Sin duda, El Muro de las Tormentas es un paso adelante respecto de La Gracia de los Reyes, un trabajo de un aliento más épico, personajes más interesantes y una muy sólida estructura. Todavía existe la sombra de la corrección política, pero por fortuna, Liu y sus editores han sabido dosificarla mejor. Las expectativas son altas para la culminación de la trilogía.


Isaac Civilo B.

El Muro de las Tormentas (Trilogía del Diente de León 2)
Ken Liu
Runas
2017
896 páginas

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