Reseña: Hyperion de Dan Simmons
Hyperion
En el campo de la ciencia ficción, Los
Cantos de Hyperion, nombre con el que se denomina a la tetralogía, es
considerada una de las mejores sagas y ha sido objeto de interés para lectores
de todas las edades al punto que se está preparando una serie de televisión que
abarcaría los dos primeros volúmenes y que está próxima a estrenarse en el
canal Sci-fi. La historia de Hyperion se sitúa en el siglo XXVIII, en
un universo donde los seres humanos se han expandido a través de la galaxia,
dejando atrás su planeta madre ya consumido por un agujero negro artificial, y
se han agrupado en un sistema llamado La Hegemonía. Ésta ha sido capaz de
mantener la paz durante tres siglos a través de la Red de Mundos, una sociedad
de resabios feudales, estancada, y cuyas señales de decadencia han comenzado a
ser visibles desde hace décadas. Simmons equilibra el poder de La Hegemonía con
las Inteligencias Artificiales del Tecnonúcleo y con un misterioso grupo
existente en los bordes de la civilización llamados Éxters. El Tecnonúcleo está
formado por millones de inteligencias artificiales que se liberaron del control
del hombre hace siglos, pero que colaboran de manera estrecha con los seres
humanos y administran virtualmente cada componente tecnológico de La Hegemonía.
Los Éxters, también conocidos como bárbaros o piratas interestelares, son una
rama renegada de la humanidad sobre la que no se conoce mucho, pero que amenaza
el precario equilibrio de esta sociedad interplanetaria a través de acciones
militares. Simmons comienza su relato cuando la guerra entre la unión
Hegemonía/Tecnonúcleo y los Éxters parece inminente, pero los planes y
proyectos de estas tres potencias se ven alterados por una incógnita que no
habían considerado: el planeta Hyperion.
Hyperion existe fuera de los límites de la Red de
Mundos, un planeta de difícil acceso que las fuerzas de la Hegemonía han intentado
colonizar hace siglos, sin éxito. En él existen enigmáticas estructuras
conocidas como Las Tumbas del Tiempo que parecen ser mecanismos enviados desde
un futuro distante sin un propósito claro y que contienen un terrible secreto
que amenaza toda forma de vida. Estas estructuras están envueltas en campos de
entropía nula, una especie de campo de fuerza que es capaz de llevar las tumbas
de vuelta en el tiempo. Desde éstas emerge una criatura inescrutable, El Alcaudón, un ser
mecánico-orgánico cuyo cuerpo está cubierto por una armadura de metal a través
de la que emergen numerosas navajas, cuchillos y puntas metálicas, y que posee
la habilidad de manipular el tiempo. El
Alcaudón es adorado como el Señor del Dolor e incluso existe una iglesia que lo
considera una deidad, símbolo definitivo de la expiación de la humanidad. Tanto
las Tumbas del Tiempo como su emisario representan el misterio más grande de Hyperion y el punto en que todas las
fuerzas esbozadas por Simmons confluyen. Es en este contexto que la Iglesia del
Alcaudón autoriza una última peregrinación al planeta, y poderes cuyos
intereses permanecen en la penumbra eligen a siete peregrinos para develar su
secreto.
Una de las características más llamativas de la obra de Simmons es su
habilidad para incorporar elementos de clásicas obras de literatura a sus
historias e Hyperion destaca justamente
por ser un inmenso compendio de referencias y citas que dan fe de la gran
riqueza temática y estilística de su pluma. Si bien el trasfondo de la historia
es gigantesco y polifacético, es en el peregrinaje mismo y sus integrantes en
quienes se puede apreciar mejor la gran cantidad de influencias que Simmons
recoge. La más evidente de ellas son Los
Cuentos de Canterbury del escritor, poeta y filósofo Geoffrey Chaucer,
escritos hacia finales del siglo XIV. En ellos un grupo de peregrinos viaja
desde Southwark a Canterbury para visitar el templo de Santo Thomas Beckett,
narrando, durante su travesía, diferentes historias de gran valor alegórico. En
Hyperion, el paralelo es claro en
extremo: un sacerdote, un militar, un poeta, un diplomático, una detective, un
profesor y un navegante son los elegidos que se encaminan hacia Las Tumbas del
Tiempo. A medida que los peregrinos Lenar Hoyt, Fedmahn Kassad, Martin Silenius
– una especie de Tyrion Lannister en versión sátiro, más erudito, más ácido -,
Sol Weintraub, Het Masteen, Brawne Lamia y el cónsul recorren una larga senda,
narran sus historias y detallan las razones que los llevaron a ser parte de esta
odisea. Al igual que los peregrinos en la obra de Chaucer, los personajes de
Simmons son el epítome de la sociedad barroca y recargada a la que pertenecen,
plena de ideologías y religiones. El islamismo, el catolicismo, el judaísmo, el
paganismo, el ateísmo, el agnosticismo e incluso la antigua religión templaria
pueden ser apreciadas en los rasgos de cada uno de los peregrinos, dotando a la
historia de diferentes capas de gran riqueza temática. Secretos terribles salen
a la luz en narraciones que comprenden diferentes estilos y géneros. Así, el
lector encuentra crónicas de reencarnaciones religiosas en mundos prehistóricos
y olvidados, relatos que morfan desde la novela histórica hacia la ciencia
ficción dura y desembocan en
biografías oníricas cargadas de erotismo, disquisiciones lingüísticas que se
transforman en reflexiones sobre el nacimiento y la decadencia del artista
finalizando en atmósferas de terror, historias de detectives que se trocan en
sombríos relatos de inteligencias artificiales que sufren una insoportable
angustia existencial o la rebelión de un joven proveniente de un mundo
colonizado en contra de poderes políticos y militares terribles.
De la misma forma, Hyperion es
un enorme homenaje al poeta británico John Keats cuyo inacabado poema Hyperion da nombre al libro y cuyo
lenguaje imaginativo y exuberante es una clara influencia en Simmons además de
la incorporación de nombres de personajes reales y ficticios que guardaron
relación con el poeta tales como el pintor inglés Joseph Severn, su prometida
Fanny Brawne, el escritor y ensayista inglés Leigh Hunt o el poema narrativo
del mismo Keats titulado Lamia, entre
otros. La referencias literarias, sin embargo, no terminan ahí, y a través de
las 650 páginas de Hyperion desfilan
William Shakespeare con Romeo, Julieta y La Tempestad, Christopher Marlowe y Fausto, Dante y su Inferno,
Beowulf, Grendel y Hrothgar,
Nathaniel Hawthorne, T. S. Eliot y La
Tierra Baldía, William Butler Yeats y su evocador lenguaje poético, Mary W.
Shelley y Frankenstein, Lawrence Durrell
y su Cuarteto de Alejandría además de
innumerables alusiones a clásicas obras de ciencia ficción: Dune de Frank Herbert, La Tierra Moribunda de Jack Vance, Mundo Anillo de Larry Niven, Nova de Samuel R. Delany, el Mundo Fluvial de Philip José Farmer, la
tecnología desquiciada de William Gibson y su Neuromante, las visiones apocalípticas de J. G. Ballard y un largo
etcétera. Incluso El Mago de Oz se
filtra entre sus páginas hacia el final de la novela cuando, tras narrar sus
historias, los peregrinos llegan al valle donde se encuentran las Tumbas del
Tiempo y se adentran en él para enfrentar al Alcaudón e intentar descubrir el
misterio que decidirá sus destinos y el rumbo que tomará la guerra entre La
Hegemonía/Tecnonúcleo y los Éxters.
Después de 29 años desde la fecha de su publicación, la próxima serie de
televisión a cargo del canal Sci-fi es el pretexto perfecto para redescubrir Los Cantos de Hyperion. Quizás se
transforme en el siguiente fenómeno televisivo después de Juego de Tronos ya que no carece de calidad, profundidad y
dimensión épica e inclusive puede poseer estas características en mayor grado
que la saga de George R. R Martin. Pero incluso si la serie de televisión no
fuera un éxito tal, los cuatro libros que Simmons ha escrito en el universo de Hyperion siguen siendo uno de los
mejores trabajos que la ciencia ficción nos ha brindado. Como todo clásico,
volver a ellos es redescubrimiento y asombro a la vez.
Isaac Civilo B.
Hyperion (Los Cantos de Hyperion
I)
Dan Simmons
Ediciones B
2016
776 páginas
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