Reseña: Mil Millones de Años hasta el Fin del Mundo de Arkadi y Borís Strugatski
Mil Millones de Años hasta el Fin del
Mundo
“Uno
de los hermanos Strugatski es descendiente de Gógol y el otro de Chéjov, pero
nadie está seguro de cuál es cuál. Éste es, definitivamente, un libro
maravilloso.”
Ursula K. Le Guin
Dentro de la larga y muy respetable historia de la ciencia ficción rusa,
los hermanos Borís y Arkadi Strugatski son quienes, a pesar de ya no estar
entre nosotros, mantienen el lugar más elevado. No sólo son los autores más
leídos en este género sino también son quienes más obras publicaron bajo la
censura comunista en la Unión Soviética y además los autores de Picnic Extraterrestre, aquella
insuperable obra de ciencia ficción que sirvió como base para la igualmente
inigualable Stalker, quinta cinta del
maestro Andrei Tarkovski, para muchos la mejor película del cine ruso y una
obra cumbre de la historia del séptimo arte. Como si esto fuera poco, los
Strugatski también escribieron el guión para la película y entre los seguidores
de su obra es posible mencionar a autores de la talla de Stanislaw Lem y Ursula
K. Le Guin.
Mil Millones de Años hasta el Fin
del Mundo fue publicada
originalmente en 1976 y, como gran parte de su obra, sufrió la censura del
régimen soviético. Es posible que por este motivo se haya mantenido inédita
hasta el día de hoy en español, pero la excelente editorial Sexto Piso nos
ofrece su primera traducción, directamente desde el ruso, en lo que constituye
tanto una revelación como un rescate necesario para complementar el catálogo de
los autores que poco a poco ha comenzado a llegar a los lectores.
La novela gira en torno a Dmitri Maliánov, astrofísico quien, en la
soledad de su hogar, trabaja en un proyecto que bien podría significar un
Premio Nobel. Tras enviar a su señora e hijo de vacaciones, Maliánov se prepara
para avocarse tiempo completo a desarrollar una fórmula matemática
revolucionaria, pero a medida que más se acerca a la revelación, una serie de
interrupciones socavan su labor y cuestionan de manera oblicua su misión. La
llegada de una hermosa mujer, supuesta amiga de su esposa, quien le solicita
pasar la noche en su casa es sólo el primer obstáculo que debe salvar para
volver a su trabajo. A éste siguen un inspector que amenaza con acusarlo de
asesinato, la muerte de uno de sus vecinos – también científico –, las llamadas
telefónicas de un preocupado amigo y un largo etcétera. Maliánov no puede
volver a su trabajo. Lo mundano se entromete una y otra vez en el camino a la
trascendencia. La dirección de la novela sigue una estructura característica en
otras obras de los Strugatski: la narración transita pausadamente desde lo
cotidiano hacia la disolución de la realidad y sus límites, adentrándose en la
especulación existencial y metafísica como pocos autores de ciencia ficción han
logrado. En las obras de los hermanos rusos, es posible percibir la forma en
que la realidad se encuentra en constante metamorfosis, cómo la normalidad se
transforma en algo remoto, inexplicable, una zona extraña e inasible.
También hay una gran dosis de humor negro, sinsentido e incluso de
absurdo como lo hubiera antes en la obra de Franz Kafka o de Stanislaw Lem
aunque no por ello éste deja de ser un trabajo, por momentos, angustioso y
paranoico. La ciencia cede ante la ficción y su dimensión especulativa. En la
novela no hay cabida para naves espaciales, rayos láser y viajes
interestelares, pero si lo hay para menciones a otras dimensiones, alienígenas
y antiguas órdenes cuyos proyectos atraviesan siglos. Sin embargo, la
especulación recorre lares más profundos, lejanos a la literatura mainstream y a cualquier argumento con
pretensiones comerciales. Hay una jocosa seriedad y mucha ambigüedad en sus
planteamientos, especialmente cuando otros investigadores comienzan a llegar a
casa del protagonista para indicarle que sus investigaciones también han sido
interrumpidas por sucesos similares. El humor negro y el sinsentido dan paso a
cuestionamientos sobre el azar y la naturaleza misma del conocimiento, como si
el universo mismo se encargara de mover los hilos y dar dura batalla a las
ambiciones humanas. Esta ambigüedad queda plasmada en el título alternativo con
que esta obra fue publicada en muchos países, Definitivamente Quizás, una idea que retrata de manera perfecta las
grandes tensiones filosóficas y morales que se ocultan tras el humor y ágil
ritmo.
Mil Millones de Años hasta el Fin
del Mundo es una obra con el
sello de los Strugatski, profunda, ambigua y provocativa. En menos de 180
páginas, los autores transitan con soltura entre el existencialismo ruso en la
vena más clásica, preguntas filosóficas y la crítica social sin nunca caer en
una postura didáctica, por el contrario, siempre con plumas prestas a inducir
la más profunda reflexión y a la vez el placer de una lectura amena. Pocas
veces se pueden lograr ambos con tal naturalidad. Los Strugatski, como era
usual, lo lograban a través de obras que tienen casi nula comparación en la
ciencia ficción actual o de cualquier época.
Isaac Civilo B.
Mil Millones de Años hasta el
Fin del Mundo
Arkadi y Borís Strugatski
Sexto Piso
2017
172 páginas


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