Reseña: Nocturnos de E. T. A. Hoffman
Nocturnos

Escritor, jurista, dibujante y caricaturista, pintor, tenor y compositor
musical prusiano, Hoffmann irrumpió en el panorama literario en 1814 con su Fantasiestücke y posteriormente con una
de sus obras cumbre, la oscura Los
Elixires del Diablo, novela que sirvió de inspiración a Carl Jung en su
estudio de los arquetipos. Escritor maldito por definición, el autor se vio
aquejado por el alcoholismo, la sífilis y finalmente por una parálisis en 1822.
En meros ocho años, Hoffmann logró componer un cuerpo de obras que son
consideradas lo más granado del romanticismo alemán y fueron una gran
influencia sobre autores clásicos durante las décadas siguientes al punto que
su nombre llegó a usarse como adjetivo, hoffmanniano,
como sinónimo de lo fantasmagórico, lo onírico y lo terrorífico.
Durante este período, el autor prusiano dio rienda suelta a su muy
particular concepción del horror. No hay necesidad de indicar que sus relatos
no guardan conexión con el terror actual y su estado más banalizado. Acá no hay
golpes de efecto, asesinos en serie, adolescentes que escapan de entidades
malignas o gore. En sus propias
palabras, Hoffmann cultivaba “ese
profundo sentido del horror que es innato en nuestro corazón y que, una vez
activado por el impulso eléctrico de un mundo de espíritus invisibles, causa en
nuestra alma un estremecimiento que, en cierta medida, no es del todo
desagradable”. En sus mundos, abundan los autómatas, los dobles, los
sonámbulos, las apariciones diabólicas y un cuestionamiento constante a la
racionalidad y la solidez de la realidad. Los miedos que encontramos en estos
relatos son aquellos que surgen desde la psique humana y los primeros atisbos
de la comprensión sobre nuestra precaria posición en un entramado gigantesco
del que somos, en gran parte, ignorantes.
Los ocho relatos de los que se compone Nocturnos, en su primera edición completa en español gracias a la
editorial Alba, son perfecto ejemplo de lo siniestro,
en el sentido que Sigmund Freud aplicaba el término: el efecto de horror y
extrañamiento que produce la repentina realización en el mundo real de los
temores supersticiosos o infantiles. El desdoblamiento de la personalidad es
uno de sus temas favoritos y puede encontrarse en el relato que abre el libro, la
obra maestra El Hombre de la Arena –
al que el padre del psicoanálisis dedicó un célebre ensayo – donde el estudiante
Nataniel se enamora de la hermosa Olimpia sólo para comprender que ésta es un
autómata. La novela corta gótica El
Mayorazgo constituye un perfecto trabajo de relojería donde se encuentran
todos los elementos clásicos del género: la familia en decadencia, el castillo
en un lugar remoto, un misterio indisoluble. La Casa Vacía puede considerarse como un cuento sobre la locura
expresada a través de un incesante juego de espejos al igual que el notable Ignaz Denner, un intenso relato donde la
posesión diabólica hace una de sus primeras apariciones en la literatura
romántica.
Es muy difícil cuantificar la influencia que Hoffmann ejerció sobre sus
contemporáneos y las generaciones siguientes. Pocos escritores pueden jactarse
de tener una lista de seguidores que incluya a Poe, Gógol, Dostoievski, Kafka,
Hawthorne, Dickens, Jung, Freud e incluso a compositores de la talla de Wagner
y Tchaikovsky. La admiración que todos ellos hicieron patente respecto de la
obra del autor prusiano habla por sí sola y sirve para poner en su justa
dimensión a un artista que no puede ser definido como menos que un gigante.
Isaac Civilo B.
Nocturnos
E. T. A. Hoffmann
Alba. Colección Clásica Maior.
2009 (primera edición)
344 páginas
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