Reseña: El Fin de la Muerte de Cixin Liu


El Fin de la Muerte

Para nadie es un secreto que la ciencia ficción ha sido siempre un género marginado de las grandes corrientes literarias. Motivos hay varios, dicen algunos, y no solamente existen en el mundo occidental. En los últimos años, sin embargo, los jueces del buen gusto se han visto obligados a aceptar que el género se ha desarrollado mucho más allá de lo que estaban preparados a admitir. El cierre de la trilogía Recuerdos del Pasado Terrestre de Liu Cixin es un claro ejemplo de dicho fenómeno.

Alrededor del año 2006, y ante el rechazo del mercado nipón hacia la ciencia ficción, en general, y hacia sus anteriores trabajos, en particular, Liu Cixin y su editor decidieron cambiar estrategia y publicar una trilogía de ciencia ficción disfrazada de literatura mainstream. Probablemente de ahí broten los innumerables matices políticos, detectivescos, sociales y militares de El Problema de los Tres Cuerpos y El Bosque Oscuro. Para desazón de Cixin y su editor, ninguno de estos dos volúmenes logró el éxito comercial que esperaban. El autor chino decidió entonces escribir la tercera novela cómo él quería, una novela de ciencia ficción dura, sin concesiones. Para sorpresa de ambos, este tercer volumen no sólo fue mucho más exitoso que los dos anteriores sino que rompió con las categorías literarias del mercado, posicionándose en las listas de los más vendidos, obligando a los críticos de literatura seria a reseñarlo y generando un interés inusitado para un libro de este género. Después llegaron las adaptaciones teatrales, libros sobre la trilogía, foros de discusión al respecto e incluso, el próximo año, una superproducción cinematográfica. Todo un fenómeno.

El Fin de la Muerte es un tour de force literario, esos volúmenes que ven la luz muy de vez en cuando. Una de las diferencias notorias respecto de los dos primeros volúmenes es el alcance de este nuevo libro, literalmente épico. La narración comienza en el año 1453, la noche anterior a la caída de Constantinopla a manos de los turcos otomanos y continúa a través de siete eras hasta llegar más allá del fin del tiempo mismo. La protagonista es Cheng Xin, una ingeniera aeroespacial que, durante el conflicto alienígena tratado en los dos primeros volúmenes, participa en un proyecto de propulsión nuclear cuyo objetivo es enviar un humano hacia la flota de Trisolaris para recabar información útil. Paralelamente Cheng Xin se somete a un proceso de hibernación y despierta en la siguiente era donde Luo Ji finalmente es capaz de detener la invasión Trisolariana. 


Durante las eras siguientes, Cheng Xin se transforma en testigo de los cambios que la humanidad ha experimentado. Hibernación tras hibernación, presencia el frágil equilibrio en que se encuentran la Tierra y Trisolaris, cómo nuestro planeta ha alcanzado altas cotas de desarrollo gracias al intercambio cultural con los extraterrestres, pero también la amenaza que se cierne lentamente sobre los humanos.
El escritor nipón se muestra muy crítico en este sentido, por momentos sombrío respecto de la evolución humana, la complacencia que traen consigo los buenos tiempos y su énfasis en los mensajes de paz universal, las buenas intenciones y el peligro que conlleva olvidar que somos cazadores y presas tanto a escala universal como a escala humana. Como indica uno de los personajes: “si perdemos nuestra naturaleza humana, perdemos mucho, pero si perdemos nuestra naturaleza bestial, perdemos todo”. La misma Cheng Xin tropieza con este error y causa una de las mayores catástrofes que azotan al mundo. Por suerte, la ayuda llega desde las estrellas trayendo consigo nuevas maravillas científicas, pero también su propio peligro latente. Desde ahí, la tierra entra en una carrera cada vez más frenética, siglo tras siglo, para asegurar su sobrevivencia. Algunos personajes de los volúmenes anteriores reaparecen, más notablemente Luo Ji, ya convertido en un honorable anciano, cuyo pago por sus hazañas no deja de ser agridulce. Ellos ayudan a Cheng Xin a medir sus acciones en contraste con la inmensidad de los procesos galácticos a los que se ve enfrentada y continuar con su viaje que traerá más revelaciones de las esperadas, incluso después de milenios.

Liu Cixin, por supuesto, también deja espacio para el sentido de maravilla de la ciencia ficción más hard. Por sus páginas desfilan los puntos de Warp, espacios de dos, tres, cuatro y hasta diez dimensiones, inteligencias artificiales, viajes a la velocidad de la luz, ciudades espaciales y materia oscura, pero como en las grandes obras del género también existe amplia reflexión sobre cómo la ciencia y sus descubrimientos modifican las estructuras humanas a pequeña, mediana y gran escala, desatando procesos interminables. Quizás eso sea lo más valioso de esta trilogía, la forma en que Liu Cixin transforma un fenómeno ínfimo en una mota de polvo que flota en el espacio en una historia de primer encuentro, y ese primer encuentro en un concepto majestuoso que abarca siglos, el espacio y el tiempo mismos.

Isaac Civilo B.

El Fin de la Muerte (Trilogía de los Tres Cuerpos 3)
Liu Cixin
Nova
2018
736 Páginas

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