Reseña: Artemisa de Andy Weir
Artemisa
Pocas veces un autor debutante ha
ascendido los escalones de la fama tan rápidamente como Andy Weir con su
primera novela El Marciano. Ésta
primera obra fue publicada de forma independiente en el sitio web de este
ingeniero informático para después pasar a ser vendida en Amazon por 99
centavos y convertirse en un éxito rotundo. La editorial Crown se hizo con los
derechos entonces y la publicó el 2011. Tras un par de años llegó la película
de Ridley Scott y el resto, cómo sabemos, es historia. Si bien la adaptación
cinematográfica resultó ser un esfuerzo algo liviano de una novela que tenía
algo de Arthur C. Clarke y sus personajes humanos en conflicto con el universo,
la obra escrita estableció a Weir como uno de los mejores nuevos autores de
ciencia ficción.
Después de El Marciano, por supuesto, llega el desafío para el escritor: su
segunda novela y la posible consagración. Y en honor a la verdad, Weir ha
vuelto a triunfar. No sólo la novela ha sido otro éxito de ventas sino que los derechos
para otra adaptación a la pantalla grande ya han sido adquiridos y se espera
que ésta llegue a los cines dentro de un par de años. Más allá del éxito
comercial, su éxito tiene una base sólida: Artemisa
es mejor novela que El Marciano.
Artemisa nuevamente nos lleva al
espacio, pero esta vez un poco más cerca físicamente aunque más lejos
cronológicamente. La historia se desarrolla en la luna a finales de la década
del 2080, en la ciudad homónima, la primera en el satélite. Aquí, Jasmine
Bashara, conocida como Jazz, es una
contrabandista de poca monta que trata de escapar de un pasado turbio, ingresar
sin éxito a los cuerpos de seguridad de Artemisa y básicamente costear el
estilo de vida al que aspira, lo que, por cierto, no es fácil. La vida en la
primera ciudad lunar es costosa, las segmentaciones sociales se mantienen y la
posibilidad de volver a la Tierra para aquellos nacidos en el satélite es nula
por razones económicas y por imposibilidades físicas varias, la gravedad
terrestre entre ellas. A ratos, más que una oportunidad, la vida en la luna
asemeja una prisión.
Gran parte de la narración se
desarrolla en los barrios bajos. Hay en esto una buena dosis de novela negra
mezclada con ciencia ficción, en el espíritu de Blade Runner o el Neuromante
de William Gibson aunque sin las disquisiciones metafísicas de la primera o el
espíritu subversivo de la segunda. Weir se conduce de forma algo más
predecible, a lo largo de las líneas de la novela negra – un relato lineal en
primera persona, salvo por algunos flashbacks
sobre la niñez de Jazz, un paisaje
urbano, un lenguaje popular, una atmósfera de injusticia y corrupción, el
desarrollo rápido de la acción –, mezclada con un envidiable conocimiento
científico que hace de esta sociedad lunar una creación muy plausible.
Como en toda nueva sociedad, las
oportunidades de crecimiento económico son varias. En Artemisa, incluso poco
después de su creación, ya se fraguan conspiraciones entre los grandes poderes
económicos y Jazz Bashara, tras aceptar
una misión de sabotaje, se ve involucrada en una intriga que crece a cada giro
de la historia y ante la cual debe huir para proteger su vida y la de su padre.
A medida que Jazz intenta resolver la
situación a través de diferentes esfuerzos, descubre más secretos que la
conducen hasta las más altas esferas políticas de la ciudad. Quizás sea aquí
donde Weir logra sus mejores momentos. Trepidante por pasajes, la acción no afloja
y las revelaciones que el autor deja caer en el regazo del lector son sorprendentes,
sin nunca perder un ápice de realismo. El detalle técnico existe aquí para
entregar verosimilitud a la historia y vaya si lo logra.
A pesar de disponer de una amplia
gama de llamativos personajes, el relato se siente menos coral que en El Marciano. La narración se mueve en
torno a su protagonista, lo que permite a Weir indagar en su pasado, las malas
decisiones de su juventud, sus miedos y angustia, todo a través de una pluma
que ha mejorado respecto de su novela debut. Ahí donde El Marciano se sentía un poco liviana en caracterización, Artemisa es un trabajo más sólido, un
paso adelante. Además, Weir ha mantenido los mejores elementos de su primer
relato como ese humor irreverente sin importar cuán oscura sea la historia, un
gran conocimiento de los temas técnicos a los que recurre y un ritmo muy bien
graduado.
Probablemente, también Artemisa se preste mejor a una
adaptación cinematográfica donde el existencialismo – algo ausente en la
película El Marciano – sea más
palpable y los personajes tengan una gravedad dramática superior. Por el
momento, Andy Weir se ha superado y a pesar de que Artemisa está lejos aún de
las grandes obras del género, sí es un relato leíble, dinámico, y que marca la
favorable evolución de un autor que hay que tener en cuenta en el futuro.
Isaac Civilo B.
Artemisa
Andy
Weir
Nova
2018
384
páginas
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