Reseña: Aceptación de Jeff Vandermeer
Aceptación

Aceptación no recurre a
un narrador sino a cuatro. Un cambio estructural que logra finalizar la
trilogía en una nota alta, quizás superior a las dos primeras entregas. A
diferencia del ritmo parsimonioso de Aniquilación
y Autoridad, esta tercera parte se
desarrolla con mucha más fluidez y desde sus primeras páginas va proyectando
algunas de las respuestas que los lectores han estado esperando. Hay tres arcos
narrativos que toman lugar en tiempos diferentes, pero que Vandermeer entrelaza
sin problemas a los largo de las más de 400 páginas de la novela.
El primer relato, años antes de Aniquilación, gira en torno a Saul
Evans, farero de la zona que posteriormente se transformará en el Área X. Hijo
de un pastor, Evans es uno de los personajes más interesantes de la trilogía,
básicamente debido al aire existencialista que destila el área en el que vive,
en su mayoría compuesta por personas que buscan escapar de problemas y deudas o
que simplemente intentan asentarse en una costa lejana al ruido del mundo
moderno. El faro de Evans es uno de los pilares de la trilogía y el autor
norteamericano nos brinda una memorable descripción del proceso de
transformación del área. Saul y una pequeña curiosa llamada Gloria forman un
contrapunto perfecto entre el hombre experimentado, huraño, y la joven llena de
ansias de conocimiento del mundo que la rodea, en una relación casi paternal y
de las más emotivas de la trilogía.

El tercer relato corresponde a Grace,
la antigua directora de la agencia Southern Reach, esbozada en Autoridad, y que también toma lugar
antes de la duodécima expedición al comienzo de Aniquilación. Capítulo tras capítulo vamos conociendo más de los
planes que ella tenía para dicha expedición, de un viaje no registrado a la
zona en cuarentena, la implicación de la agencia y de Central en la
configuración del Área X. Es notable el cambio de enfoque respecto de los
primeros volúmenes ya que Grace se alza no solamente como uno de los personajes
mejor caracterizados de la trilogía sino como uno de los más importantes, a
medida que la bióloga va desapareciendo
del relato, y que conecta directamente con Saul Evans y la aparición del Área
X.
El escritor entrelaza estos tres
hilos narrativos con un ritmo muy bien graduado y si a eso le agregamos las
variadas técnicas literarias a las que recurre Vandermeer, las muy sólidas
caracterizaciones psicológicas además de una potente prosa, descriptiva por
naturaleza, pero nunca tediosa, este tercer volumen es un buen cierre a una
trilogía con algunos altibajos, pero que confirma a su autor como uno de los
puntales de la ficción más extraña que se esté escribiendo hoy en día. Aun así,
no todas las interrogantes que el antólogo y escritor estadounidense planteó a
lo largo de los tres volúmenes han sido respondidas. Intencionalmente, ha
dejado algunos cabos sueltos, quizás para una potencial continuación, quizás
para mantener el manto de misterio que envuelve al Área X.
Si esta extraña zona es un
asentamiento alienígena o el escenario de un conflicto existencialista entre el
hombre y la naturaleza, Vandermeer no lo revela con claridad. Cualquiera sea el
caso, ninguna de las dos ideas es nueva, y en la ciencia ficción, ambas ya se
han explorado a través de ejemplos más brillantes. Quizás sea ese el cuestionamiento
mayor a esta trilogía. El autor se decanta constantemente por un registro más
cercano al suspenso, incluso al terror, en lugar de profundizar en los aspectos
más existenciales de su obra. Su prosa, poética y evocadora, es suficiente para
elevar este trabajo a un lugar importante dentro de la literatura de
anticipación actual, pero carece de la suficiente hondura en sus dilemas éticos
para llegar al nivel de un clásico.
Isaac Civilo B.
Autoridad
(Trilogía Southern Reach 3)
Jeff
Vandermeer
Destino
2014
432
páginas
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