Reseña Cine: Cold War de Pawel Pawlikoswki
Cold War
Entre el éxito estratosférico de Ida (2013) y el anuncio de su próxima
adaptación de Limónov, la gran novela
del escritor francés Emmanuel Carrère, el director polaco Pawel Pawlikowski ha
tomado su tiempo para volver sobre los escenarios de su país y trabajar con
varios de los mismos materiales que usó para construir su cinta ganadora del
Óscar. Es más, Cold War se ubica
justamente antes de Ida, 1949, con
Polonia ya bajo la ocupación de la dictadura comunista.
La historia de la novicia que debe
abandonar el convento donde ha crecido ante la notificación de la muerte de sus
padres y llevar a cabo una odisea a fin de completar los espacios en blanco de
su vida da paso en esta nueva cinta a un relato de amor trágico enmarcada por
la política y la historia. Cuatro años después del fin de la Segunda Guerra
Mundial, dos profesores de música recorren Polonia investigando y rescatando
los talentos nacionales en un intento por preservar su identidad, su folclor.
Uno de estos, Viktor, se enamora de Zula, estudiante que se las arregla para
ser seleccionada a pesar de no ser la más talentosa. Ambas personalidades
parecen encajar perfectamente. La de él, reflexiva y retraída; la de ella,
apasionada e independiente.
Al poco tiempo, las autoridades
soviéticas exigen que la música pase a ser parte de la maquinaria de adulación
a Stalin, mutando el repertorio desde las expresiones autóctonas hacia
adaptaciones políticas en la peor vena. Durante dicho período, el dictador
comunista masacró al pueblo polaco con algunas de las más abyectas atrocidades
de las que se tengan registro en el siglo XX a fin de destruir el espíritu
nacionalista polaco. La presión sobre Viktor crece, haciéndole comprender que
la relación con Zula no prosperará en tal ambiente. Ella, por otro lado, parece
ni siquiera notar los obstáculos e incluso le revela que es una informante para
la policía, que lo ha espiado durante meses.
Desde ese momento, Pawlikowski abarca
los peores quince años de la guerra fría en la zona. Entre 1949 y 1964, la
historia transita por el Berlín Oriental, París, Yugoslavia y de vuelta a
Polonia. La narración, llena de encuentros y desencuentros es desdichada y de
una dureza casi monolítica. A diferencia de directores como David Fincher, Paul
Thomas Anderson, Gonzalez Iñárritu o el mismísimo Stanley Kubrick, el director
polaco es sintético en extremo. Cold War
no entrega explicaciones, y muy pocos detalles. En esto, Pawlikowski pone a la
obra aquellos materiales con los que esculpió Ida: silencios, el blanco y negro, paisajes desolados, decorados
casi desnudos, el formato 4:3, y agrega uno nuevo, una banda sonora magnífica.
La tragedia que cuelga sobre sus
protagonistas se hace presente en aquellas atmósferas asfixiantes, en aquellos
silencios imperturbables y en aquellas tomas amplias que empequeñecen a sus
personajes, generalmente ubicados en la parte inferior de la pantalla como si
el peso de la desgracia próxima los acompañara desde hace años, predestinada.
Es también la opresión inmensa del Comunismo, pero lo es más incluso la
relación contradictoria de dos naturalezas que parecen destinadas a sufrir sin
tregua en una pasión que ni la distancia ni los años pueden consumir.
Sin duda, Cold War es una carta segura para los Óscar como para mejor
película extranjera. Perfectamente incluso podría haber sido nominada para el
premio mayor, pero, ¿quién podría elegir premiar el existencialismo y la
tragedia en los tiempos que corren con la falsa rectitud como caballo de
batalla? En el ambiente actual prima la corrección política de películas del
montón como Bohemian Rhapsody o Pantera Negra, el mensaje tosco de Green Book, o el sutil oportunismo de la
muy calculada (y calculadora) Roma de
Alfonso Cuarón. Lo que se reserva a Cold
War es menos estridente y es lo que siempre se ha reservado al buen cine
más allá de los premios, la posteridad.
Isaac Civilo
B.
Cold War
Pawel Pawlikowski
Polonia, Croacia, Francia,
2018
88 mins.
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