Reseña TV: True Detective (Parte 1)
True Detective
Tercera Temporada – Parte Uno

Después de los cuatro primeros
episodios, es claro que ambas partes desean replicar el éxito de la temporada
inicial no sólo en fondo sino también en su forma. Las similitudes de estos
nuevos capítulos con la odisea que atravesaran los detectives Rust Cohle
(Matthew McConaughey) y Marty Hart (Woody Harrelson) el año 2014 son
sustanciales. La nueva pareja de detectives compuesta por Wayne Hays
(Mahershala Ali) y Roland West (Stephen Dorff) sigue las mismas líneas. De
relación amigable, pero intensa, ambos se ven envueltos en un crimen sucedido
en un pequeño pueblo norteamericano. Dos menores han desaparecido mientras
jugaban. El hermano menor es descubierto muerto en un bosque cercano mientras
la hermana está desaparecida. El asesinato vuelve a presentar características
rituales – muñecas de paja, la posición de las manos del cadáver, subtexto
religioso –, pero ninguna de ellas apunta hacia un asesino potencial. En el
transcurso de la investigación Pizzolatto vuelve a trazar un delicado análisis de
los suburbios estadounidenses: familias disfuncionales, congregaciones
religiosas, guetos periféricos, aunque ahora parece tomar algo más de distancia
de la dureza de la primera temporada.
La narración se estructura a lo largo
de tres líneas cronológicas, otro guiño a la temporada estreno. La primera,
durante los años 70, es el punto de partida en que la pareja de detectives
descubre el asesinato y comienza su periplo que los llevará a escarbar en los
secretos de su comunidad. La segunda, ya
en el año 1990, gira en torno a los mismos detectives, ya separados debido al
cierre del caso. Las entrevistas que vuelven sobre la investigación – otro
guiño – sirven como el eje para proporcionar información adicional además de contextualizar
el impacto que el asesinato ha tenido durante las dos décadas pasadas. Además,
durante este período el conflicto familiar del detective negro comienza a tomar
forma. La última, ya en el presente, nos muestra al detective Hays viudo y con
los primeros síntomas de demencia senil. Un programa de televisión vuelve sobre
el caso, inconcluso, circunstancia que Hays intenta aprovechar para cerrarlo
antes de morir. Aquí se adivina una tragedia que por el momento solamente hemos
podido vislumbrar, pero que parece ir más allá de la muerte de su esposa y el
destino desconocido de su hija. Las alucinaciones proporcionan una textura algo
onírica y traen de vuelta algunos de los elementos sobrenaturales explorados en
la primera temporada. También sabemos que hubo un culpable falso, alguien
acusado y encarcelado injustamente, circunstancia que también remite al final
falso en medio de la temporada inicial en que Rust Cohle y Marty Hart
descubrían una grotesca operación de abuso infantil, pero sin conexión con el
caso que investigaban.

De la misma forma, el acompañante del
detective Hays, Roland West, se nos revela como un personaje menos interesante
que el Marty Hart de Woody Harrelson. En la primera temporada, Hart tenía una
vida agitada y tras la apariencia del correcto ciudadano norteamericano,
ejercía una doble vida llena de amoríos, engaños y conflictos que lo
desbordaron con la llegada de Rust Cohle al departamento de policía. El suyo
era un viaje desde la estabilidad hacia las profundidades más oscuras donde
terminaron enfrentando al mal. Roland West, hasta el momento, se mantiene
dentro de los parámetros del investigador duro, leal, y perfecto complemento a
la contención de Hays. Hay ciertamente algo amenazador en su porte y no estaría
fuera de lugar suponer que en la segunda parte de la temporada nos deparará
alguna sorpresa ya que el suyo es un personaje que ha ido creciendo episodio a
episodio. Lo anterior se aplica a toda la galería de personajes. En la primera
temporada, existía un retrato más caleidoscópico tanto de protagonistas como de
personajes secundarios. Pizzolatto podía dibujarlos con pocos trazos e incluso
los personajes más transitorios mostraban sus luces y sus sombras.
En esta nueva temporada, parte de esa
honda caracterización psicológica da paso a temas más contingentes –
segregación, discriminación, racismo –, si bien interesantes aunque no muy
profundos en su presentación, su inclusión parece obedecer a la presión del
ambiente político actual más que a un afán denunciatorio. De la misma forma, el
aire clásico del Gótico Sureño y la textura onírica de la primera temporada casi
han desaparecido en esta nueva propuesta dando espacio a una narración que
parece moverse por derroteros más terrenales, más accesibles, que a disquisiciones
filosóficas sobre el destino, la trascendencia y la desesperanza.
Por el momento, lo que hay es un gran
paso adelante desde la segunda temporada, un regreso esperado y la garantía de
la renovación de la serie, al menos por algunos años. Es probable que no llegue
a las profundidades existenciales de la primera temporada y que sus personajes
no lleguen a ser una suerte de arquetipo televiso como lo fueron Rust Cohle y
Marty Hart, pero los capítulos transcurridos han servido para devolver a True Detective al lugar que se había
ganado como una de las series a seguir atentamente.
Isaac Civilo B.
True
Detective – Tercera Temporada
Nic
Pizzolatto
Estados
Unidos
2019
55
mins.
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