Reseña: Los Tres Estigmas de Palmer Eldritch de Philip K. Dick


Los Tres Estigmas de Palmer Eldritch

Diez años después de su debut literario, en 1965, Philip K. Dick publicaría Los Tres Estigmas de Palmer Eldritch, abriendo así el período más fructífero de su carrera, aquel donde todas sus obsesiones comenzarían a cristalizar en una serie de novelas que definirían el canon de su obra y de la ciencia ficción de las décadas siguientes. Esta obra, en particular, es considerada una de las más completas y más seductoras de su bibliografía.

El clásico futuro distópico de sus obras aquí está caracterizado por muy altas temperaturas que hacen de la vida en la Tierra un infierno al que es imposible exponerse sin un traje protector. Solamente en la Antártica existe un clima que se asemeja a aquel del siglo XX. Dado esto, la Tierra ha colonizado los restantes planetas del sistema solar junto a sus lunas, ahora habitables, bajo el gobierno de la ONU, burocrático y despótico. La vida en las colonias, específicamente las de Marte, dista mucho de ser tolerable y sus habitantes solamente sobreviven a su miseria gracias a la droga alucinógena Can-Di – ilegal, pero de fácil acceso -, distribuida por la compañía Equipos P. P. junto a un equipo de accesorios miniaturizados para acompañar las fantasías de sus usuarios. De todas sus novelas, Los Tres Estigmas de Palmer Eldritch es la que presenta el escenario más aterradoramente similar al que podemos prever hoy en día.

El dueño de Equipos P. P., principal distribuidor de la droga Can-Di, es Leo Bulero, empresario que se ha sometido a una Terapia de Evolución, un tratamiento que promete avanzar rápidamente a través de los niveles de la evolución humana a expensas de un cráneo cada vez mayor y del peligro constante de una regresión a estados pocos evolucionados. Bulero tiene el monopolio de la droga en el sistema solar y en su empresa emplea a varios precog, personas precognitivas que se anticipan a las tendencias del mercado, creación clásica de Dick. Uno de estos precog es Barney Mayerson, protagonista de la novela, recientemente separado, pero aún enamorado de su exesposa.

El catalizador de la acción es el millionario Palmer Eldritch quien dejó el sistema solar hace una década hacia Próxima Centauro, hogar de una raza alienígena hostil y con el que la humanidad ha tenido contacto mínimo. Eldritch regresa ahora al sistema solar, tras un accidente en Plutón, con una nueva droga, más potente que la de Bulero, Chew-Zi. Ésta permite a sus usuarios moverse en el tiempo, viajar al pasado y contemplar momentos importantes de sus vidas, o viajar al futuro y conocer el desenlace de eventos cruciales. En cualquiera de éstos, siempre habrá alguna manifestación de Palmer Eldritch, una suerte de demiurgo omnipresente. La droga se comercializa bajo el lema "Dios promete la vida eterna, nosotros la damos".


No es extraño que Philip K. Dick presente un sinnúmero de nociones religiosas en varios niveles. Éste fue siempre uno de sus temas capitales y a esta altura de su carrera ya se internaba en profundidad en experiencias místicas y metafísicas. Palmer Eldritch ha regresado desde Próxima Centauro, pero como una criatura diferente. Posee tres estigmas, símiles de las llagas o heridas en los cristianos: sus ojos artificiales, su dentadura de metal y su mano robótica. Su lema comercial contiene mucha más verdad que un simple truco publicitario y sus manifestaciones en cualquiera de las experiencias alucinógenas de los usuarios de la droga lo descubren como una entidad superior de naturaleza desconocida para los humanos. El mundo al que Eldritch regresa es un infierno en toda regla, donde la salvación no es posible, salvo para quienes consuman la droga. La conexión que el autor establece entre la droga, la religión y las experiencias visionarias es algo ambigua, pero profunda.

El precog Barney Mayerson, tras decepciones amorosas y ser despedido por Leo Bulero después que no intentara rescatarlo en una de las alucinaciones de su jefe donde se enfrentó a Eldritch, viaja a Marte para radicarse en sus colonias, lejos de una vida terrestre que ya no tiene sentido para él. Aquí conoce a Anne Hawthorne, una neocristiana, que se ha embarcado en esta misión a fin de reclutar seguidores para su iglesia, pero que no soporta la vida en el planeta rojo. Anne es un contrapunto al control del Chew-Zi como proveedora de experiencias visionarias. No es que Philip K. Dick intente fusionar la droga y la religión. El suyo es un objetivo mucho más ambiguo. Anne siempre está al borde de tomar la droga, pero por momentos el autor enfatiza la solidez de su fe incluso cuando la droga parece ser la única salvación posible en la soledad de un planeta inhóspito.

Mayerson, por otro lado, consume la droga, entrando en contacto con Eldritch. Como sustituto del salvador, éste ofrece a Mayerson convertirse en lo que desee y en el proceso ambos llegan a ser la misma persona existiendo en dos lugares diferentes, una especie de transustanciación entre el ser humano y una entidad divina que, una vez acabada, proporciona a Mayerson cierta percepción de lo que Eldritch ha llegado a ser, analizado a la luz de los principios religiosos de Anne Hawthorne y en los que el autor estuvo muy interesado.

El final de la novela es de una ambigüedad que se abre como un abanico de posibilidades y que abarca todos aquellos temas por los que Philip K. Dick ha llegado a ser un autor de culto. Hay profecías, líderes visionarios, distintos niveles de la realidad, religión, metafísica, gnosticismo, el borroso límite entre la realidad y la ilusión, las capacidades precognitivas, el uso de las drogas y un aire casi espiritual que recorre sus páginas donde ya se comenzaba a configurar aquel sistema que el autor plasmaría en su tres obras finales como el prisma con el que miraba el universo. El análisis que se inicia con las drogas, pasando por la religión y los extraterrestres hasta el concepto mismo de Dios o divinidad, más sus memorables personajes, su malestar psicológico, la originalidad de sus conceptos, su ambigüedad y su riqueza conceptual hacen de Los Tres Estigmas de Palmer Eldritch una obra mayor dentro del canon de Philip K. Dick  y una novela que puede medirse de igual a igual con lo mejor de la ciencia ficción, o de cualquier otro género.

Isaac Civilo B.

Los Tres Estigmas de Palmer Eldritch
Philip K. Dick
Minotauro
240 páginas

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