Reseña: Lotería Solar de Philip K. Dick
Lotería Solar

La historia se desarrolla en un
futuro distante, siglo XXIII, en la Federación de los Nueve Planetas. Ésta es
una civilización que se jacta de su transparencia e igualdad debido al sistema
en que el Presentador es elegido.
Éste, una suerte de presidente de la federación, asume y deja su cargo gracias
a una técnica al azar llamada la botella.
Los caprichosos saltos de la misma
pueden deponer al Presentador y
elegir ciudadanos al azar que deben asumir el mando de la red de planetas. La
sociedad misma funciona en base a la teoría de juegos, también llamada Minimax,
una forma de inhibir el conocimiento de eventos futuros que permitan a personas
o grupos de influencia prever el desarrollo social en diferentes ámbitos y
hacerse con el poder. El juego toma el papel del control social en una
civilización que ha dejado de creer en las leyes naturales.
Reese Verrick, Gran Presentador, sabe
que la botella ha saltado y que ha
sido depuesto de su posición en favor de León Cartwright, miembro de una oscura
religión llamada Prestonismo. Sin embargo, antes de anunciar su partida,
Verrick acepta el juramento de lealtad de Ted Benteley, ingeniero y
protagonista de la novela, científico desencantado de la sociedad y que busca
socavar sus cimientos, pero manteniendo la integridad del sistema en el que
cree, culpando a los humanos de sus falencias. Más allá de su idealismo,
Benteley busca sobrevivir ya que en esta sociedad, nadie es capaz de hacerlo si
no pertenece a una gran corporación o sirve a un individuo de gran poder. El
ingeniero elige la segunda opción.
Una característica del sistema de la
botella es que una vez anunciado el nuevo Presentador, es perfectamente legal
disponer de un asesino que pueda eliminarlo, algo así como una prueba de fuego.
Este intento de asesinato no es solamente legal sino que esperado y seguido por
los miembros de su sociedad, incluso televisado, casi un rito. Reese Verrick,
recientemente depuesto, intentará asesinar al nuevo Presentador Cartwright a
fin de recobrar su posición. Sin embargo, se guarda un as bajo la manga. El
asesino, Keith Pellig, no es un ser humano sino un androide controlado por Herb
Moore, mano derecha de Verrick, quien intercambia las personalidades de 24
técnicos a fin de evitar que el círculo de telépatas protectores del
Presentador se anticipe a las acciones del asesino. Uno de estos técnicos es
Ted Benteley quien, sin pensarlo ni desearlo, se ve involucrado en una
conspiración política de dimensiones planetarias.
En paralelo, existe una exploración
espacial por parte de integrantes de la religión de los prestonitas en pos del
descubrimiento del Disco de Fuego, un planeta descubierto por el profeta
visionario John Preston. Más allá de la pertenencia del actual Presentador León
Cartwright a esta religión, la búsqueda de sus integrantes no guarda mayor
relación con la trama principal de la novela y el desenlace del viaje es
desconcertante tanto por su desconexión con los sucesos principales de la obra
como por su final abierto que no contribuye en nada a aclarar su propósito ni
mucho menos su resultado.

Por supuesto, hay un tono social,
político y cultural que es un fiel reflejo del momento en que fue escrito:
desconfianza generalizada, el miedo a la guerra atómica, los primeros pasos de
la carrera espacial. Lo mismo reflejan sus personajes, más cercanos a la novela
o al cine negro como el magnate de dudosa reputación, la secretaria con rasgos
de una femme fatale, el héroe que
llega a ser tal sin nunca haberlo deseado, los guardaespaldas y los asesinos.
Es una descripción adecuada de la primera mitad de los ’50 más que un relato
futurista en toda regla. Aun así, ya es posible apreciar las ideas embrionarias
que Dick desarrollaría en el resto de su obra. Ahí está el viaje iniciático
espacial, la telepatía, la dicotomía androide/humano con sus diferentes
personalidades, la paranoia, el futuro distópico, las conspiraciones
corporativas.
Lotería
Solar no forma parte de aquel grupo de grandes obras de Philip K. Dick. Dista
muchísimo de Ubik, El Hombre en el Castillo, ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?,
Los Tres Estigmas de Palmer Eldritch,
Fluyan mis Lágrimas, Dijo el Policía
y otras cuantas novelas, pero es un trabajo que se deja leer rápidamente,
dinámica, plagada de giros de tuerca e intriga política, y, quizás lo más
importante, donde se encuentran las semillas que germinarían en algunas de las
ideas más originales de la ciencia ficción de las décadas posteriores.
Isaac Civilo B.
Lotería
Solar
Philip
K. Dick
Minotauro
216
páginas
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