Reseña: La Dalia Negra de James Ellroy
La Dalia Negra
“Si me preguntan quién es el mejor novelista vivo cuya literatura es
feroz, valiente, divertida, escatológica, hermosa, enrevesada y paranoica…la
respuesta es fácil: James Ellroy.”
Stephen King

La
Dalia Negra es la novela que abre el Cuarteto de Los Ángeles.
Publicada hace poco más de 30 años, sigue siendo una de las mejores obras del
género, un logro imponente, casi inalcanzable, y además uno de los trabajos más
brutales escritos en esta vertiente. No podría ser de otra forma considerando
que Ellroy escribió La Dalia Negra
como una forma de exorcizar el trauma que le provocara la muerte de su madre,
estrangulada, medio desnuda y violada en un descampado, escena que el niño
encontró a los diez años, de regreso en taxi tras un fin de semana con su
padre. Madre: veintinueve años después,
esta despedida de sangre, reza la dedicatoria del libro. El asesinato real
de la Dalia Negra años después empujó al escritor a fusionar ambos casos y dar
a luz a esta novela.
Tal es el pilar alrededor del que el perro rabioso, diabólico, de las letras
estadounidenses construyó esta obra canónica del género. Bucky Bleichart y
Lee Blanchard han llegado a ser policías como última opción posible para
escapar de los barrios bajos de aquel Los Ángeles de finales de la Segunda
Guerra Mundial. Ambos han ganado su fama como boxeadores en ligas amateur. El
primero arrastra la fama de un padre que se unió a la liga Americana-Alemana
como simpatizante nazi, hecho que fue usado como presión para que el joven
Bucky delatara a cercanos que encontraron la muerte debido al joven soplón. El
segundo carga con un arresto de renombre y la mala fama de quedarse con Kay, la
chica del criminal quien ha asegurado asesinarlo una vez que recupere la
libertad. Tras una pelea de boxeo organizada para recaudar fondos, ambos llegan
a la división criminal de la policía como compañeros y gozando de cierta fama
gracias al aumento del 8% en el presupuesto policial que la pelea ayudó a
lograr en las votaciones. Siguen crímenes de poca monta, agradecimientos de sus
colegas, un creciente prestigio, una especie de triángulo amoroso entre Bucky,
Lee y Kay y años de bonanza, hasta encontrarse con la Dalia Negra, 25 años, mutilada,
violada y desfigurada. Como uno de los protagonistas indica, ésta nunca los
abandonaría.
Desde ese momento, la investigación
real comienza, el ritmo se acelera y Ellroy nos sumerge en lo más bajo de los
suburbios de LA: drogas, prostitución, pornografía y abuso. Todo esto a través
de ese estilo suyo bautizado como telegráfico: párrafos cortos, lenguaje duro,
adjetivos afilados, economía verbal y la aliteración, una de sus más sutiles
armas.

Ambas mujeres juegan un rol
significativo en las vidas de Blanchard y Bleichart, pero quien realmente se
cierne como una sombra oscura que amenaza con tragar sus vidas es la misma
Dalia Negra. Las pistas desvelan una vida sórdida que la conecta con peligros
que los policías apenas están preparados para concebir. El descenso al infierno
comienza lentamente, pero es imparable. Ellroy mantiene el ritmo con un pulso a
toda prueba, afilado, pero sin perder la dimensión íntima de sus personajes. Los
sucesos más escabrosos se suceden rápidamente. Hay policías corruptos, policías
muertos, separaciones emocionales, matrimonios, nuevas separaciones, política,
engaños y, en el tramo final de la novela, un torbellino de eventos inesperados
y vueltas de tuerca tan imprevisible como brutal. Y por sobre todo eso, y a
través de todo eso, el hilo conductor de la Dalia Negra que crece como una
sombra sobre la vida de los personajes, oscureciendo sus almas y el alma de una
ciudad entera.
La densidad de la información que sus
páginas exudan, el salvajismo de sus escenas más perturbadoras, los incesantes giros
argumentales que demuestran una planificación cuidadísima y el ritmo implacable
son sólo algunas de las virtudes de las que James Ellroy hace gala en esta
novela y en el resto de su obra. Aunque, quizás, su mayor logro consista en
hacernos sentir que nadie está a salvo, que todos, dentro y fuera de sus
trabajos, estamos expuestos a fuerzas que pueden barrernos sin razón alguna más
que la violencia y la barbarie mismas.
Isaac Civilo B.
La
Dalia Negra
James Ellroy
Random House
456
páginas
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