Reseña TV: El Cristal Oscuro: La Era de la Resistencia


El Cristal Oscuro: La Era de la Resistencia

Cuando las adaptaciones de comics y videojuegos, y su consiguiente énfasis en imágenes creadas a través de tecnologías cada vez más avanzadas, parecen haber tomado control del cine y la televisión, cabe preguntarse a esta altura qué podrían aportar técnicas de animación más convencionales como el stop motion o las marionetas. Bueno, al parecer aún bastante. La primera ha sobrevivido casi sin problemas a su largamente anunciada muerte gracias a diferentes proyectos de directores como Tim Burton y Wes Anderson, y a varias películas infantiles como Coraline, Wallace & Grommit, ParaNorman, Los Boxtrolls y muchas otras, además de la ocasional entrada en el mundo del cine más serio como Anomalisa de Charlie Kaufman. Y no hay que olvidar a grandes maestros del estilo que aún se mantienen activos como Los Hermanos Quay y Jan Svankmajer, y una serie de propuestas provenientes de países tan disímiles como Estonia, Latvia y la República Checa.


Las marionetas, por otro lado, han tenido un pasar algo más accidentado y escaso. Al menos hasta ahora cuando Netflix ya ha estrenado El Cristal Oscuro: La Era de la Resistencia, secuela a la cinta de 1982 de Jim Henson, El Cristal Oscuro, un proyecto ya de culto que en su momento llevó tal propuesta un paso más allá de Los Muppets y capturó la imaginación de millones de niños que crecían en una época donde las sagas fantásticas y de ciencia ficción pasaban por un punto álgido. Quizás sea ese uno de los aspectos que Netflix ha buscado explotar en esta nueva serie de 10 episodios, la nostalgia que llevaría a los adultos de vuelta a la pantalla chica. De la misma forma, es fácil también adivinar por qué la compañía de streaming ha optado por esta propuesta y no otra. Hay una capa política que encaja muy bien con las preocupaciones de hoy en día respecto del calentamiento global, el abuso del poder, la acumulación de la riqueza en pequeños grupos, la conexión y el cuidado de la Tierra y sus recursos, entre otros. Afortunadamente ninguno de estos aspectos se impone sobre la historia y sus personajes. No deja de ser sorprendente que El Cristal Oscuro: La Era de la Resistencia no caiga en la corrección política que parece infectar muchas de las series adultas y más serias del catálogo de Netflix.

La historia se desarrolla en el mundo de Thra, hogar de siete clanes de Gelflings, criaturas pacíficas, amantes de la naturaleza, de una dimensión espiritual. Durante siglos, estos han vivido y cuidado del planeta, dependiendo de Aughra y un grupo de ancianos, guardianes de Thra, también encargados de la protección del cristal oscuro, su corazón y fuente de energía. Sin embargo, hace siglos también, Thra es administrada por los Skeksis, una raza alienígena que llegó a este mundo con historias de otros planetas y galaxias, convenciendo a Aughra para que dirigiera su mirada hacia las estrellas en busca de mundos desconocidos y nuevas maravillas, descuidando Thra y las criaturas que viven en ella. Los Skeksis han tomado el control del cristal oscuro, drenándolo de su energía para poder renovarse a sí mismos en pos de alcanzar la inmortalidad. La serie inicia en el momento en que el cristal oscuro comienza a mostrar signos de agotamiento, produciendo cambios en la energía del mundo, en su equilibrio y en sus criaturas. Los Skeksis comienzan una serie de experimentos científicos con el fin de extraer más energía del cristal - de por sí ya escasa -, experimentos que desembocan en el descubrimiento de una nueva fuente de energía, los gelflings mismos. Los clanes han servido a los Skeksis durante largos años y procuran satisfacer cada una de las necesidades de estos, seguros de que el planeta progresa bajo su gobierno. Sin embargo, tres Gelflings descubren las verdaderas intenciones de sus señores y cómo han comenzado a drenar la energía de sus compañeros, absorbiéndola para perpetuarse a sí mismos a través del tiempo. Ante el peligro para Thra, Aughra también despierta de su sueño estelar en busca de la razón para tal agitación. Poco a poco, la revelación sobre los Skeksis se propaga a través de los clanes y poco a poco la rebelión comienza a tomar forma.

En todo esto, El Cristal Oscuro: La Era de la Resistencia es una clásica historia de fantasía para niños. Bebe de las fuentes más clásicas del género y tiene un mensaje muy claro. Está lejos de las propuestas fantásticas más moralmente ambiguas y violentas que parecen haberse tomado la pantalla chica durante estos años. Sin embargo, la narrativa se cuida mucho de no caer en un simplismo dicotómico que sí puede ser criticable en algunos proyectos que se desarrollaron alrededor de la misma época. En sus diez capítulos hay mucha más sustancia de la que se puede sospechar a primera vista. Siguiendo la tendencia actual, la narrativa se desarrolla a lo largo de diferentes líneas argumentales que avanzan de manera paralela y se entrelazan durante la segunda parte del relato. La exposición de sus personajes y culturas es bastante cuidada, y sus protagonistas suelen ser más complejos de lo esperado. Quizás la ambigüedad moral no sea predominante, pero hay conflictos existenciales profundos en los clanes y también entre los sabios, juegos de poder al interior de las familias y un ímpetu notorio en la resolución de tales conflictos.

Por otro lado, la producción es de primer nivel. Es notable el trabajo que ha sido puesto en cada uno de los aspectos de la serie. Los escenarios, las marionetas, la musicalización, la edición de sonido y las restantes áreas han sido llevados a otro nivel desde la producción original de 1982. Hay un evidente respeto por la cinta de Jim Henson, pero eso no ha sido un impedimento para que los equipos de producción hayan podido actualizar y pulir todos aquellos aspectos necesarios para alcanzar un realismo creíble orientado a las nuevas audiencias y a los antiguos seguidores. El Cristal Oscuro: La Era de la Resistencia es un festín visual con una amplísimo rango y con una imaginación por momentos desbordante. Sus paisajes, sus castillos, las innumerables criaturas y culturas que pueblan Thra, la atención al detalle y el cuidado en su desarrollo demuestran el amor de sus realizadores por la historia y un arduo trabajo para plasmar cada aspecto de la producción.



Si habrá una segunda temporada, Netflix aún debe confirmarlo. Sin embargo, esta temporada ha sido una grata sorpresa y considerando la recepción de público y crítica, es casi seguro que el servicio de streaming optará por una nueva. El final de la serie deja mucho espacio aún para nuevas aventuras y la cronología del mundo creado por Jim Henson aún no ha sido completada hasta llegar al punto en que se desarrolla la película original. Quizás una o dos precuelas más puedan llenar ese vacío, y alguna secuela incluso proyectar la creación original hacia el futuro.

Isaac Civilo B.

The Dark Crystal: Age of Resistence
Jeffrey Addiss, Will Matthews
Estados Unidos
2019
7 horas 1 minuto




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