Reseña: El Rey Medio Ahogado de Linnea Hartsuyker


El Rey Medio Ahogado

El Rey Medio Ahogado es la novela debut de Linnea Hartsuyker, ingeniera de profesión y escritora de vocación, y el primer volumen de una trilogía que transcurre en tierras escandinavas. Se enmarca dentro de la misma vena de notables sagas como Sajones, Vikingos y Normandos de Bernard Cornwell – rebautizada El Último Reino para enganchar con la serie de Netflix –, El Vikingo de Edson Marshall y Norsemen de James L. Nelson. Es decir, una novela histórica de tomo y lomo aderezada con diferentes elementos de ficción, pero que se mantiene fiel a lo que siglos de historia han registrado. Es más, la autora estadounidense desciende en línea directa del legendario rey de Noruega Harald Halfdansson, también conocido como Harald Cabellera Hermosa. Un detalle especial a la hora de enfrentarse a la recreación de una época convulsa y compleja sobre la cual ya se han escrito muchas obras de altísimo nivel.

La historia se enmarca en la lucha del mismo Harald Cabellera Hermosa por unificar Noruega ante la amenaza de otros reinos – el inglés, el danés, el francés –, un juego de tronos verdadero que se narra en la saga correspondiente de la Heimskringla, de Snorri Sturluson. La narrativa avanza a través de dos voces. La primera corresponde a Ragnvald Eysteinsson, descendiente de reyes y cuyo padre ha fallecido en dudosas circunstancias en una cacería. Ragnvald, su madre y su hermana, según las tradiciones han pasado a ser parte de la casa del amigo de su padre Olaf, guardián de la tierra hasta que Ragnvald alcance la mayoría de edad. La segunda corresponde a su hermana, Svanhild, joven algo inocente y comprometida al mejor amigo de su hermano. Ambos han vivido años bajo la mirada de Olaf y su joven esposa Vigdis. El joven, ya cercano a la mayoría de edad, ha tomado parte en diferentes excursiones marítimas para curtir su carácter. Sin embargo, en una de ellas, cuando forma parte de la tripulación del príncipe Solvi Hunthiofsoon, El Paticorto, éste intenta asesinar a Ragnvald dejándolo ahogarse en las heladas aguas noruegas.

El protagonista, sin embargo, no muere. Es rescatado por un marino que lo lleva a tierra desde donde Ragnvald inicia el regreso a casa a fin de exigir el pago por parte de Solvi en una de las reuniones de los reinos. Entonces las piezas comienzan a encajar y se descubre la conspiración entre su padrastro Olaf y el padre de Solvi, Hunthiof, rey de Maer del Norte. Ragnvald no tiene la posición ni el apoyo político para enfrentarse a los traidores. Solvi, sin embargo, por casualidad ha conocido a Svanhild quien ejerce un fuerte encanto en su persona y lo fuerza a reconocer parte de la traición y su papel en el intento de asesinato.

Hartsuyker demuestra una notable economía narrativa al condensar todo lo anterior en el primer tercio del libro, abriendo diferentes avenidas para desarrollos más que inesperados. El ansia de venganza de Ragnvald es solamente el comienzo de su periplo y a medida que la novela avanza prestará juramento a más de uno de los reyes de Noruega a fin de ganar respeto y apoyo para recuperar su tierra, liberar a su madre y cumplir los sueños de su hermana. A través de diferentes batallas, Ragnvald se erige como gran estratega y consejero de reyes, lo que lo lleva a prestar servicios a Harald de Vestfold, joven rey quien, junto a su tío, se proponen unificar los reinados de Noruega a fin de plantar cara a las amenazas que provienen de costas extranjeras. Hay algo eminentemente Shakesperiano en muchos de los pasajes de la novela. Los juegos políticos que se dan tras los diferentes tronos, las alianzas que se tambalean al filo de la navaja, personajes dispuestos a romper sus promesas cuando se presente la oportunidad de obtener alguna ventaja para su reinado. Lo que el protagonista no sospecha es que su hermana Svanhild ha iniciado su propio viaje escapando de la granja de Hrolf Nefia, amigo de su padrastro Olaf, donde había sido destinada a fin de evitar los abusos de este último. Armada solamente con su ímpetu, la hermana menor atraviesa un proceso de total transformación y maduración que la lleva a los brazos de quien su hermano menos espera.

Esto refleja otro de los puntos fuertes de la novela, su excelente caracterización. Tanto hermano como hermana son personajes bastante complejos quienes comienzan su viaje desde posiciones vulnerables, pero que poco a poco descubren habilidades que nunca sospecharon poseer. Ragnvald encaja a la perfección en el arquetipo del rey que debe recuperar su reino ante una traición de tintes familiares, que debe abandonarlo para después volver a recuperarlo tal como Hamlet. De personalidad vehemente, el proceso de aprendizaje que desarrolla al lado de los reyes y la contención de su energía natural lo transforma en una figura madura, pero de heridas abiertas y una misión clara. Svanhild, por otro lado, descubre en sí misma una ambición de extraño signo que la lleva a abandonar lo que ha conocido, a viajar hacia los extremos de Noruega, aprendiendo de retorcidos personajes cómo sobrevivir cada día y en último término aventurándose a altamar en busca de un destino superior, más allá de lo que nunca había previsto. Svanhild brilla por la complejidad de sus contradictorias emociones, su propia ambición y el deseo de ayudar a su hermano que se torcerá hacia los brazos de otro poderoso hombre. Es refrescante poder apreciar la resistencia y las habilidades de un personaje femenino que recurre a aquellas herramientas propias de su naturaleza, sin armas, sin golpes, sin encabezar ejércitos como en series televisivas de poca monta, sino con mucha mayor sutileza y, por ende, con mucho más complejidad, algo que recuerda a los comentarios de Ursula K. Le Guin quien se refería a tales invenciones guerreras como hombres disfrazados de mujeres.

El príncipe Solvi, El Paticorto, también en una vena Shakesperiana, se deja llevar constantemente por su ímpetu y por el deseo de probar su valía a su padre con quien mantiene una tensa relación. Víctima de un trágico ataque cuando niño por parte de una de sus madrastras y de una niñez descuidada en un palacio de gran corrupción, el príncipe alterna entre el lado más oscuro de su personalidad a través de la agresión y el menosprecio, y sus aspectos más nobles en la comprensión y la lealtad. El rey Harald de Vestfold, traza un viaje similar desde su autoproclamada posición como unificador del imperio. El suyo es un viaje que va desde la grandeza de la realeza a la mundanidad de la realidad, a los conflictos armados, a las traiciones, las ambiciones y el desencanto. Ambos son aconsejados por su padre, el primero, y por su tío, el segundo; personajes que operan tras el trono, de evidente astucia, ambigüedad y cuya ambición puede decidir el destino de Noruega. Además, hay otros reyes y otros lacayos, otros familiares y sirvientes, todos construidos de manera convincente y sin falta de matices. Hay traiciones, violencia y vehemencia, pero también astucia, diálogo y honor.

Y aun así, todo esto forma solamente parte del complejo entramado que Linnea Harsuyker ha logrado plasmar en una obra que se siente mucho mayor de lo que es. La novela expande sus horizontes de manera constante en una suerte de crescendo que alcanza un esplendoroso clímax, y que también deja entrever conflictos de mucha mayor complejidad en el tratamiento geopolítico y militar de esta época además de una detallada caracterización de la riqueza de la cultura vikinga desde sus labores domésticas, sus atuendos y relaciones filiales hasta su mitología, su religión y sus batallas. Un logro muy sólido para una novela debut.

Isaac Civilo B.

El Rey Medio Ahogado
Linnea Hartsuyker
Salamandra
2019
512 páginas

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