Reseña: L. A. Confidential de James Ellroy


L. A. Confidential

Es imposible que estos libros te dejen impasible. Puedes odiarlos, sí. Su lectura no nace del placer, es el reflejo de una obsesión. Sexo, mujeres, crimen, política, poder, corrupción. [...] Una vez aprendida y asimilada su sintaxis de anfetamina, es imposible dejar el vicio.
Rodrigo Fresán

Un policía que ansía dar los primeros pasos en su ascenso a la cumbre, pero que vive eclipsado por la sombra de su padre. Un policía rudo, cuya madre fue asesinada por su padre, pero que se aferra a un código moral rígido, casi testamentario. Un policía que tiene una cruzada personal contra las drogas y la prostitución en Hollywood, revela dichos secretos a periódicos sensacionalistas, pero lucha con sus propios secretos. Estas son las voces de la tercera entrega del monumental Cuarteto de los Ángeles, el clásico ciclo con el que James Ellroy hace décadas se ganara un lugar entre lo mejor de la novela negra, posiblemente incluso, el lugar más elevado.

Es un relato coral como el que el autor ofreció en las dos entregas anteriores, La Dalia Negra y El Gran Desierto. El decorado también es similar: mansiones, amplios departamentos, glamour, estrellas de cine y bajo ellos corrupción, drogas, asesinatos, violencia. Y las herramientas también: el estilo telegráfico que impacta al lector como golpes de un boxeador páginas tras página en medio de un alud de información, diálogos vivaces y punzantes, lenguaje sucio, elipsis. Y por sobre todo, tragedias inmensas, personajes quebrados que luchan contra circunstancias que los superan ampliamente y un pequeño destello de redención que se deja entrever de forma muy leve, pero que sus protagonistas luchan por alcanzar aunque eso consuma sus últimas fuerzas.

Ed Exley es el policía joven, héroe de guerra, hijo de padre policía condecorado quien ahora es empresario de la entretención. Ed es ambicioso, recto, pero pragmático. Es decir, no duda en negociar pruebas y testimonios a fin de alcanzar su versión intachable de la justicia. Exley conoce sus propias debilidades, su cobardía, y sus dudas. Sus condecoraciones en la guerra llegaron por casualidad más que por merecimiento, piensa. Y la realidad de Los Ángeles y su salvajismo lo hace dudar incluso más de sí mismo. Bud White es el policía que vio morir a su madre a manos de un padre cruel. De ahí su obsesión con los maltratadores de mujeres. Es el clásico policía violento de Ellroy, pero que se aferra a un código personal. Tiene un límite que nunca cruzaría y está dispuesto a morir antes de corromper aquella última parte de su alma que aún no se ha contaminado de la podredumbre que lo ha rodeado toda la vida. Jack Vincennes es quien reporta los secretos hollywoodenses directamente a un periódico sensacionalista. Es una suerte de marioneta del director de tal periódico producto de un error que cometió hace años, pero que desea mantener en secreto. Su cruzada contra las drogas y la pornografía en la industria adquieren, por momentos, matices demenciales. Dentro del departamento de policía entabla tratos con algunos superiores con lo que su permanencia e impunidad están aseguradas.

Tras ellos se encuentran dos personajes sobrevivientes de El Gran Desierto, el capitán Dudley Smith, uno de los personajes más retorcidos creados por Ellroy: corrupto, testamentario, amoral, amenazante en cada sílaba que pronuncia con sutileza irlandesa; y el fiscal de distrito Ellis Loew, socio de Smith, igualmente corrupto y que alcanza el mayor cargo legal dentro del cuerpo de policía. Ambos están enquistados en las esferas de poder, mueven los hilos a su favor, crean alianzas y las destruyen según les convenga. Juntos son incluso más peligrosos que los delincuentes de Los Ángeles.

En la primera parte de la novela, hay un suceso donde todos los protagonistas confluyen: La Navidad Sangrienta. Dentro del cuartel de policía, hay un motín de presos mexicanos en vísperas de Navidad. Narrado con el estilo rápido y sin concesiones de Ellroy, la violencia y la sangre desembocan en acusaciones dentro del departamento, filtraciones a la prensa, y un proceso legal que llevará a algunos miembros del departamento a la cárcel. Exley, White y Vincennes quedan libres, pero es el comienzo de las fricciones y las amenazas mutuas. A los pocos meses, se produce otro evento clave, el asesinato de seis personas en el Nite Owl, lo que devela posible producción de material pornográfico, violaciones grupales y tráfico de drogas. El caso se cierra poco después de la mitad de la novela. O al menos eso parece.

Los policías, cada uno por su lado, sienten que el cierre ha sido falso. Hay intereses ocultos y un descubrimiento de Bud White comienza a revelarlos. Información llega a la prensa y el caso se reabre. El último tercio de la novela es un inmenso tour de force de un ritmo endemoniado. Nuevos personajes comienzan a aparecer: bandas de secuestradores, productores cinematográficos, magnates de las comunicaciones, proxenetas de alto nivel social. Es difícil determinar quién es más corrupto y más retorcido. Todos han empapado sus manos en los negocios más oscuros que los policías puedan imaginar. Hay chicas que buscan protección y que pasan a formar parte de las vidas de los policías, enredos amorosos, revelaciones familiares y, como es común en Ellroy, un secreto familiar que se ha arrastrado durante décadas, cubierto por familias poderosas, pero que es la clave para resolver el caso. Y por sobre todo ello, una conspiración gigantesca que alcanza dimensiones policiales, industriales y políticas. Sí, también como es costumbre en Ellroy, las conspiraciones son complejas, pero nunca inverosímiles. Se desarrollan a través de cientos de páginas y encajan con la lógica más sólida.

En el final la revelación es devastadora al igual que sus consecuencias. Hay renuncias, caídas políticas, redes de todo tipo y un sentimiento de indefensión por parte de víctima y policías, todos demasiado pequeños en un entramado que se gesta desde las más altas esferas. La densidad del libro es tal que el lector tiene la sensación de haber leído tres o cuatro novelas condensadas en poco más de 500 páginas. Al igual que en las otras entregas de la serie, su mundo es gris, muy gris. Sucio, casi negro, pero donde aún queda un poco de esperanza en la redención, incluso cuando sus protagonistas hayan sido tan heridos que ni siquiera sean capaces de disfrutarla, en caso que la hayan alcanzado. Esto obedece al principio entrópico que parece gobernar las obras de James Ellroy, donde todo se desmorona sobre sí mismo y parece colapsar constantemente. Aun así, o quizás justamente por ello, L. A. Confidential se alza no solamente como una de las mejores novelas de la serie o de Ellroy, sino del género en sí. Es enrevesada, feroz, intensa, hermosa, y de un ímpetu que muy pocos autores pueden jactarse. Quizás ningún otro autor, en realidad. Es otra obra maestra de un escritor que hasta hoy sigue demostrando cuán furibunda y universal es su pluma con la reciente publicación de Esta Tormenta, segundo volumen del Segundo Cuarteto de los Ángeles, llamado a unirse a su saga hermana en la inmortalidad de la novela negra.

Isaac Civilo B.

L. A. Confidential
James Ellroy
Random House
528 páginas


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