Reseña: Bautismo de Fuego (The Witcher 5) de Andrzej Sapkowski


Bautismo de Fuego

El cuarto volumen de la saga de Geralt de Rivia, Tiempo de Odio, nos entregó lo mejor de la serie hasta ahora. Dicha novela es el momento en que los conflictos que el escritor polaco Andrzej Sapkowski había estado perfilando desde las dos primeras antologías de cuentos cortos y la primera novela, La Sangre de los Elfos se materializaban como los pilares de la historia. En Tiempo de Odio la guerra explotaba, los conflictos de magos, hechiceras y elfos alcanzaban su punto álgido, Ciri asumía un papel preponderante junto a Geralt como uno de los pilares de la obra y finalmente nos internábamos en los entresijos del alma del Brujo. El relato era una montaña rusa de sucesos donde el autor polaco no dudaba en golpear al lector con vueltas de tuerca que se sucedían a una velocidad apabullante para después dejarnos caer durante decenas de páginas en un desierto donde básicamente nada existía y el relato se estancaba para nuevamente apretar el acelerador a fondo hacia el final.

Bautismo de Fuego continúa exactamente donde el cuarto volumen acabó, pero con una gran diferencia. La historia vuelve a centrarse en Geralt de Rivia casi con exclusividad. El relato coral de la novela anterior da paso a una narración que se siente más monolítica en su textura. Ya recuperado de sus graves lesiones gracias a las dríadas del bosque de Brokilón, el Brujo está decidido a encontrar a Ciri. Nadie conoce su paradero y en el imperio de Nilfgaard se ha presentado a una farsante bajo su nombre para contraer matrimonio con el rey Emhyr. Éste detecta el engaño al instante y una rápida búsqueda por la princesa heredera comienza.

Geralt inicia su viaje hacia el Este acompañado del infaltable Jaskier y Milva, una chica tan iletrada como carismática además de excelente arquera. A pesar de ser un periplo a lo largo de tierras en guerra y que en manos de otro escritor menos capaz podría haberse convertido en una historia algo pesada, la prosa de Sapkowski es capaz de proporcionar un dinamismo patente, lleno de humor, de profundas deliberaciones existenciales, conflictos y mucha crueldad. Y es que si bien el viaje gira en torno a los tres protagonistas y algunos otros que se sumarán durante el camino convirtiendo al trío en una compañía de lo más disímil, Bautismo de Fuego nos interna en los territorios en guerra donde el autor polaco no escatima recursos para retratar la tragedia y el terror. Hay destrucción de pueblos, violaciones, emigración de regiones completas, saqueos, quemas y muerte por doquier. Todo esto hace mella en la neutralidad que Geralt ha adoptado respecto de esta guerra. Sin duda, las mejores páginas de la novela son aquellas donde Sapkowski nos brinda un doloroso retrato del alma del Brujo: las ansías de rescatar a Ciri, el amor trágico por Yennefer, su soledad y la de su raza, sus errores, sus malas decisiones.

A medida que la novela avanza, es matizada con el resto de los protagonistas de la saga. Yennefer es reclutada para una suerte de logia creada por las hechiceras más poderosas, incluidas las elfas y las nilfgaardianas, con el objetivo de proteger el futuro de la magia e influir en el curso y el resultado de la guerra. Yennefer se muestra bastante ambigua respecto de este conciliábulo, su posición en él y la posición que le está reservada a Ciri gracias a su sangre y a sus poderes latentes. La princesa heredera, por su parte, todavía forma parte de la banda de mercenarios conocida como Las Ratas. Si bien los pasajes donde Ciri toma parte son pocos, Sapkowski es capaz de esbozar la forma en que sus poderes y sus sueños van creciendo en intensidad, una cuña que puede romper sus relaciones dentro de la pandilla. No obstante, la novela vuelve una y otra vez sobre Geralt y su compañía, dando a este volumen una narración más lineal, algo un tanto atípico en el desarrollo de la serie, pero que de ninguna manera se siente desconectado del cuerpo principal de la obra.

En comparación con las otras novelas de la serie, Bautismo de Fuego baja el ritmo y puede sentirse algo más morosa. Sin embargo, es totalmente consecuente con las etapas que sus protagonistas atraviesan. Los monstruos que solían ser la principal preocupación del Brujo años atrás han sido desplazados por nuevos monstruos internos y otros externos como la naturaleza autodestructiva de la humanidad y los conflictos que amenazan con erradicar a las razas no humanas del mundo. Sapkowski sigue haciendo gala de un lenguaje pulcro en extremo y que es capaz de moverse fácilmente a través de sus muchos registros. La inventiva del escritor y sobre todo sus diálogos son tan afilados como siempre, rebosando humanidad en cada palabra, y entregando momentos memorables a través del relato. A esto, es necesario agregar algunas de las revelaciones más importantes de la saga como el origen del linaje de Ciri, la primera unión de humanos y elfos, y una perspectiva muy interesante sobre la figura del vampiro que Sapkowski aborda con irreverencia y soltura.  Bautismo de Fuego puede parecer algo menos vistosa que otros volúmenes de la saga, pero tras una lectura cuidadosa acaba siendo tan fundamental como cualquiera de las otras entregas que componen la que fácilmente se alza como una de las mejores series fantásticas de la actualidad.

Isaac Civilo B.

Bautismo de Fuego
Andrzej Sapkowski
Alamut
256 páginas


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