Reseña: Gods and Robots de Adrienne Mayor


Gods and Robots
Myths, Machines and Ancient Dreams of Technology

Adrienne Mayor es una académica investigadora de ciencia antigua y folclore clásico. Desde el 2006 ejerce como investigadora independiente en el Departamento de Cultura Clásica, Historia y Filosofía de la Ciencia y el Programa de Tecnología de la Universidad de Stanford. Es colaboradora en programas de History Channel y National Geographic, además de haber publicado libros y artículos sobre amazonas, guerra no convencional, miel tóxica, tatuajes en la Antigüedad, caballos de Troya en la historia, asesinatos con prendas envenenadas en la India mongola, topónimos relacionados con fósiles y multitud de temas en revistas académicas y de divulgación como Journal of American Folklore, Archaeology, Natural History, MHQ: The Quarterly Journal of Military History y Foreign Affairs, y colabora de manera continua en la Web de historia de la ciencia Wonders and Marvels. Decir que su currículum es extenso es quedarse corto. Su bagaje es enciclopédico y debe ser una de las pocas académicas que ha atraído a un grupo de especialistas de distintas áreas – investigadores, clasicistas, arqueólogos, lingüistas, historiadores de la Antigüedad, novelistas, conservadores – a su perfil y grupos de discusión en línea, ayudada por su investigación que durante la última década se ha centrado en los antiguos precursores de la ciencia popular, las alternativas y sus semejanzas con los métodos científicos modernos. Éste es un tema que últimamente se ha masificado gracias al creciente interés en la cultura popular, en libros, series y películas de ciencia ficción, fantasía y terror. Quizás impulsada por este creciente interés, Mayor hace poco más de un año publicó este excelente volumen que indaga en la tecnología, la robótica, las inteligencias artificiales, automatización y los problemas éticos y filosóficos que implica. Discusión que, a diferencia de lo que se piensa hoy en día, no es actual sino que se remonta miles de años al pasado, pero que Mayor es capaz de conectar con aquellas series y películas que atiborran nuestras pantallas hoy en día y, para los más entendidos, las novelas y sagas que experimentan un renacimiento en términos de ventas e interés.


El libro abre con una serie de análisis sobre mitos antiguos, particularmente griegos – principal fuente para Mayor – entre ellos Talos, Medea, Jason y los Argonautas. Desde el comienzo la académica demuestra gran flexibilidad y sensibilidad a la hora de conectar diferentes versiones de estas narraciones con cintas como 2001: A Space Odyssey, Blade Runner, Blade Runner 2049 y algunos de los principios establecidos por Arthur C. Clarke, específicamente cómo la tecnología de aquel entonces no se diferenciaba mucho de la magia. Tanto los mitos y las cintas de ciencia ficción comparten sus temas: la creación de la conciencia en entidades no humanas, el cruce entre humano y máquina, los recuerdos y cuán válidos son como símbolo de una conciencia activa, el rejuvenecimiento y la inmortalidad a través de la tecnología. Estos son temas recurrentes no sólo en los mitos griegos, sino también en los romanos y orientales.

En contraste con estas visiones de la infinidad, Mayor hace hincapié en algunas reflexiones de Marco Aurelio y Alejandro Magno, de un aire mucho más humanista y que, con el correr de los siglos, no han perdido un ápice de vigencia. Al contrario, más de dos mil años después, muchos de sus planteamientos son los mismos que usan aquellos que miran con sospechas los proyectos transhumanistas. En dichas reflexiones, la inmortalidad es inalcanzable para los mortales, pero se puede acceder a ella a través de una vida corta, pero honorable y valiente. Las criaturas inmortales carecen de los vínculos y la empatía humana debido a su naturaleza, y las vulnerabilidades insospechadas siempre son el talón de Aquiles que pone en riesgo su sobrevivencia, revelando la supuesta inmortalidad, tan frágil como la humana.

En la misma línea, la autora repasa algunas de las consecuencias de intentar prolongar la vida a través del mito del dictador Sísifo quien atrapó a Tánatos, la Muerte, deteniendo con ello el peligro de fallecer para los mortales y borrando rituales, sacrificios a los dioses y la guerra. Sísifo fue castigado y enviado al infierno de donde logró escapar para morir de causas naturales. Sin embargo, no volvió al Hades sino que, por la eternidad, continúa su ardua labor. Hoy los transhumanistas confían en la medicina, las dietas y la tecnología para fusionar cuerpos humanos y mecánicos o subir sus cerebros a la Nube. Sin embargo, la inmortalidad borra el significado de los recuerdos y produce la obsolescencia de los sentimientos. Esto es representado en la figura del vampiro y muchos otros mitos clásicos y posteriores.


La mitología griega probablemente fue la primera donde se plasmaron los deseos de mejorar las habilidades corporales e intelectuales a través de mejoras tecnológicas. En Antígona, Sófocles se refería a todas aquellas maravillosas características que separan a los hombres de los animales (navegar los mares, arar la tierra, crear arte, hacer la guerra), pero hoy en día existe preocupación por algunas de las modificaciones genéticas que se llevan a cabo o las mejoras que científicos militares desean implantar en soldados como intervenciones neurotecnológicas y drogas que les permitan no sentir dolor, cansancio, sueño, ignorar conceptos morales sobre tortura y matanza e incluso olvidar recuerdos sobre la violencia y las atrocidades de los tiempos de guerra. En el poema La Argonautica, Jasón y Medea se enfrentan a un ejército de tales características. Estos dos son solamente un par de ejemplos a los que se pueden sumar el laberinto del Minotauro creado por Dédalo donde la esposa del rey Minos de Creta escondió a su hijo mitad humano, mitad toro, retoño de sus relaciones sexuales con un toro, y la siguiente encarcelación del mismo Dédalo y su hijo Ícaro quienes, para escapar, crearon las alas que llevarían a este último a la muerte tras volar muy cerca del sol.


Dédalo y el Dios Hefesto fueron famosos por la Invención de estatuas móviles. Éstas eran comúnmente comparadas con autómatas y la opinión común era que debían ser mantenidas como esclavos. Éste es uno de los actuales cuestionamientos sobre inteligencias artificiales. Muchos filósofos de la tecnología insisten en que las AI y los robots deben ser sólo herramientas, propiedad y esclavos, idea que en muchas obras cinematográficas es representada por replicantes, cyborgs, robots y diferentes tipos de artefactos considerados inteligencias artificiales. Muy acertados son los paralelos entre el mito de Prometeo y su creación de los seres humanos y los medios divinos (ahora tecnológicos) para hacerlo, y el mito de Pigmalión y Galatea y la transformación de esta última en una mujer real que la autora conecta con la hija de la replicante Rachel en Blade Runner 2049: el nacimiento biológico de un ser más humano que los humanos. Además, Mayor agrega otra interpretación – mucho menos romántica – sobre Galatea. Ésta podría ser el primer robot en la historia creado con fines sexuales, teoría que es respaldada por otros autómatas sexualizados en la cultura griega, romana e incluso en el Budismo.

Prometeo, en muchos relatos, se asemeja a un escultor en la forma en que crea a los seres humanos. Agua, fuego, tierra y barro son algunos de los elementos con los que trabaja desde el interior del cuerpo – el esqueleto – hacia el exterior – órganos y carne –. Esto se asemeja a la forma en que trabaja un escultor o incluso científicos que han creado autómatas. El mito de Prometeo, el robo del fuego sagrado y la creación de los hombres al igual que el mito de Pandora pasan a través de una revisión por parte de la autora donde los conceptos gnósticos, el libre albedrío y la identidad - cuestionamientos considerados por Platón - son conectados con los medios divinos/tecnológicos de Prometeo e incluso Hefesto para vincular estas preguntas esenciales con otros mitos como los Daoístas, Budistas e Hindúes donde también los seres humanos son representados como robots o autómatas de una entidad o entidades superiores. Son los mismos cuestionamientos que siglos después aparecerían en El Alma de las Marionetas del filósofo John N. Gray, la trilogía fantástica Materia Oscura de Philip Pullman, y las cintas Blade Runner y Blade Runner 2049.



De la misma manera, y desde Aristóteles, la autora traza un paralelo entre robots/autómatas y esclavos, cómo la creación de inteligencias artificiales que pudiesen llevar a cabo sus tareas por iniciativa propia haría desaparecer la esclavitud. Sin embargo, también es muy plausible que dichos organismos se revelen contra sus señores. Lo anterior deja en evidencia que la creación de tales seres antecede por mucho a los medios necesarios para su creación. La misma Mary Shelley lo deja ver en el subtítulo de FrankensteinEl Moderno Prometeo – y más precisamente en la figura clásica de la bruja Erichtho. Ésta aparece en los escritos del poeta latino Lucano durante el primer siglo después de Cristo donde se narra la forma en que recorre los campos de batallas, una vez terminadas, y los cementerios a fin de encontrar partes frescas de cuerpos que pueda usar en sus hechizos, o incluso partes de animales, para reanimar cuerpos humanos que reviven y caminan rápidamente o de una manera que los hace lucir como zombies o robots. Asemeja mucho a la figura de Medea, pero mucho más al mismo Víctor Frankenstein.

Dado lo anterior, no sería rebuscado interpretar parte de la mitología griega, romana, hindú y budista como un larguísimo relato de ciencia ficción. Esa es una de las propuestas de Mayor. Hay suficientes puntos en común para tal asociación e incluso para acercarse al género de la ciencia ficción como una extensión de la mitología e incluso de la religión, al igual que Margaret Atwood postula en su ensayo In Other Worlds: Sci-Fi and the Human Imagination. El asombro, el horror y la esperanza siempre se han entremezclado en las visiones y los proyectos humanos que tratan de ir más allá de lo que es humano, en sí quizás el rasgo más distintivo que poseemos. No solamente se trata de que los escritores de ciencia ficción desde hace ocho décadas hayan dado pie a creaciones científicas a través de sus visiones literarias – algo que también se aplica a los narradores de antaño – sino a las historias y a la forma en que son contadas y transmitidas de generación en generación, la más efectiva forma de transmitir el conocimiento y la esencia de lo humano.

Prometeo, Jasón, Medea, Los Argonautas, Dédalo, Hefesto, Talos y Pandora hace siglos levantaban los mismos cuestionamientos éticos y morales que se presentan en cada uno de nuestros debates e ideas sobre el desarrollo de la inteligencia artificial, la automatización y sus límites. Son esenciales para entender los avances de la biotecnología y la vida sintética de nuestros días. Al final, el objetivo de la autora es establecer la relación entre los mitos de antaño y la vida e inteligencia artificial junto a sus prácticas morales, la forma en que las historias de hace milenios pueden arrojar luz sobre el desarrollo de éstas, a menudo algo descarriadas y carentes de visión. El conflicto entre la miríada de tecnoposibilidades y tecnopesadillas, por un lado, y los grandiosos sueños futuristas, por otro, no es propiedad de nuestra época. Ha estado ahí por siglos. Es cierto que la comparación entre humanos y computadoras es incorrecto. El cerebro humano supera por mucho a un ordenador en capacidad y adaptabilidad como Nicholas Carr y otros autores han demostrado en libros como Superficiales: Cómo la Internet está Afectando Nuestras Mentes o Automatizados, pero el miedo de Stephen Hawking puede estar justificado – la IA puede significar el final de la raza humana –. Quizás haya nuevos mitos e historias, pero éstas seguramente remitirán en más de algún sentido a las respuestas que han estado frente a nuestros ojos por siglos.


Isaac Civilo B.

Gods and Robots: Myths, Machines and Ancient Dreams of Technology
Adrienne Mayor
Princeton University Press
304 páginas

Comentarios

Entradas populares