Reseña TV: Dark Tercera Temporada
Dark
Tercera Temporada



La tercera y última temporada de Dark
dobla las apuestas no solamente expandiendo las líneas temporales sino los
mundos donde se desarrolla la historia e incluso incorporando nuevos personajes
en capítulos de muy larga duración. No se podría acusar a sus creadores, Baran
bo Odar y Jantje Friese, de no tomar riesgos. Lo hacen empleando cada recurso
posible. El relato se sirve de las propiedades más teóricas de la física
cuántica; la paleta de colores y la imaginería visual es incluso más rica que
las temporadas anteriores, siempre inclinándose hacia la oscuridad en una
temporada abrumadoramente sombría; la habilidad del guion logra que las muchas
piezas encajen siempre dejando espacio a la ambigüedad; hay un torrente de
referencias religiosas, filosóficas, literarias y mitológicas (las Moiras aún caminan sobre la tierra,
incluso después de la catástrofe nuclear), y así por delante.
Las limitaciones que Dark
pueda tener, especialmente hacia su final, son más atribuibles al medio donde
se ha desarrollado – televisión, streaming
– que a la pericia de sus creadores y a la ejecución de su propuesta. La
tragedia cósmica y la amenaza, solamente esbozadas como fuerzas entrópicas en
las dos temporadas anteriores, ahora son definidas, explicadas, por lo que
pierden aquel aire informe de peligro insondable. Incluso en literatura, pocos
son los escritores que lograron erigir sus obras sin necesidad de dar forma a
sus misterios, manteniéndolos siempre como una energía que era imposible
desentrañar – Franz Kafka, Bruno Schulz, el genio polaco Stanislaw Lem, los
visionarios Hermanos Strugatski y Philip K. Dick forman parte de ese grupo –.
Por esto, la narrativa también pierde algo de potencia en la recta final donde
incluso algunos de los personajes que fueron pilares en las temporadas
anteriores tienden a desaparecer. Existe una tensión palpable entre mantener a
sus protagonistas como el corazón de la historia y evitar que ésta se
transforme en la mera resolución de un enigma.
El desenlace es reflejo de esta tensión. Cuando hay millones de dólares
involucrados en la producción, millones de televidentes que humanamente esperan
un final de matices optimistas y la filosofía de consumo del streaming, se hace muy difícil conseguir
una conclusión que se sumerja en los más oscuros, crueles abismos existenciales
(basta recordar la reacción de los seguidores de Juego de Tronos ante La Boja Roja). De haber estado en manos de
directores como David Cronenberg, Roman Polanski, el Denis Villeneuve de Incendies y Sicario o del ruso Andrey Zvyaginstev con sus portentosas El Regreso, The Banishment, Leviathan
y Loveless, por nombrar a algunos
pocos, el desenlace de Dark podría
haber marcado época como uno de los más sombríos de la televisión, la
disolución de todo un mundo en la nada. No son sus limitaciones, sino las
limitaciones del formato televisivo que obligan a atenuar el impulso de las
temporadas anteriores y entregar un final con un tratamiento más digerible para
millones de usuarios. Son las diferencias que perduran (perdurarán) entre el
cine de alto vuelo y las buenas propuestas de la pantalla chica.
Aun así, es un final adecuado que, al menos, no traiciona sus premisas
básicas. A pesar de una leve pérdida de gravedad trágica en su último tramo, Dark será recordada como una de las
mejores series de ciencia ficción en cualquier servicio de streaming, muy, muy por sobre sus competidoras y además como una
puerta de entrada para una variedad de producciones provenientes de países de
no habla inglesa. De seguro será imitada y muchas otras series intentarán
replicar sus premisas, pero difícilmente alcanzarán sus virtudes.
Isaac Civilo B.
Dark
Netflix
2020
500 mins.
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