Reseña TV: The Woods (Bosque Adentro)


The Woods

Dentro del Noir norteamericano, Harlan Coben hace mucho se consolidó como uno de los más prolíficos y atrayentes autores. Perteneciente a la última generación dorada del género, aquella de George Pelecanos y Dennis Lehane, el escritor ya ha publicado más de una treintena de novelas y durante los últimos años también se ha transformado en fuente de adaptaciones de diversos medios televisivos. Dos de estos incluso han sido creados por él, Safe en Francia y The Five en el Reino Unido. Ahora The Woods (Bosque Adentro) llega como la segunda adaptación por parte de Netflix, tras la exitosa The Stranger, basada en su novela homónima.

No obstante, hay una salvedad en esta ocasión. A diferencia de sus anteriores proyectos, The Woods fue producida y filmada en Polonia, trasladando sus personajes y locaciones desde Nueva Jersey a Varsovia. Aquí el fiscal Pawel Kopinski es citado para identificar un cadáver que conecta directamente con la desaparición de su hermana hace 25 años. Es el punto de partida para un relato que se desarrolla a dos voces: una en el pasado donde cuatro jóvenes desaparecen de un campamento juvenil – la hermana de Pawel es una de ellos – aunque solamente dos cuerpos son encontrados. La otra voz se desarrolla en el presente donde tanto Pawel como Laura, el amor juvenil del fiscal en dicho campamento, son adultos que perdieron contacto hace décadas. Como si la pérdida de su hermana no fuera suficiente, Pawel también ha perdido recientemente a su esposa ante el cáncer.

Las tramas en las novelas de Harlan Coben usualmente son gatilladas de esta forma. Hay algún acontecimiento en el pasado que ha sido resuelto de manera incorrecta o que ha sido malinterpretado. Es sepultado bajo el peso de los años sólo para emerger en el futuro cuando sus personajes parecen haber cicatrizado de su pérdida. The Woods encaja en esta estructura con facilidad aunque el fiscal nunca parece recuperarse del todo. Tras alguna tragedia sigue otra. La muerte de su esposa a manos del cáncer es seguida por la aparición del cadáver del desconocido y la posibilidad de que su hermana se encuentre viva. En sí mismos, estos son sucesos casi imposibles de equilibrar, casi irreales en su concepción, a los que se suma un tercer elemento: asume un caso de presunto abuso juvenil cuyos ecos conectan con lo vivido en el campamento hace 25 años. Este caso, además, entraña un peligro mayor ya que uno de los acusados es hijo de un famoso periodista que amenaza a Pawel para que no prosiga con la acusación.


Laura, por otro lado, ha crecido como una mujer solitaria cuyo padre, ya anciano, era el organizador del campamento juvenil anual. Durante su infancia, sintió en carne propia los ataques contra su padre por parte de los progenitores de los adolescentes desaparecidos. Como resultado, éste se encuentra en un sanatorio. Laura se alejó de toda reminiscencia de esa época y ahora es profesora universitaria, casada con el decano de la institución. La distancia que ha mantenido de su infancia no ha sido perturbada hasta que una alumna escribe una composición que es misteriosamente similar a sus experiencias en el campamento hace 25 años. Este ensayo devela otro caso de abuso juvenil. Desde ese momento, el regreso al pasado y el reencuentro con Pawel son inevitables.


La transposición de la historia desde Estados Unidos a Polonia ha sido un acierto. Las atmósferas eslavas, frías y sombrías, sus profundos bosques, la estética y los colores de sus ciudades y calles, funcionan incluso mejor que Nueva Jersey para plasmar una historia que lidia con el retorno de antiguas tragedias, trastocando el precario equilibrio que sus protagonistas parecen haber logrado. Como en la buena novela negra, y la influencia que ha recibido históricamente desde la novela gótica, la narrativa gira en torno a un dolor y a una soledad recurrentes. Tanto en el pasado como en el presente hay engaños, abusos, muerte, homicidios, antisemitismo y amenazas que se revelan como el reflejo de aquellos fantasmas que persiguen a sus personajes a lo largo de las décadas. Esta relación es una casa de espejos donde cada trauma de la juventud tiene su reverberación en el ahora. En el presente, la textura de las vidas de sus protagonistas es algo más contenida, pero es impotente al intentar evitar que el dolor acabe filtrándose a través de las grietas.


Esta sensación es reforzada por una paleta de colores sombría durante largos pasajes que, cuando da paso a cierta claridad, lo hace a través de matices fríos como si la luz solamente se reservara para algún momento de liberación que nunca llega. El interior de las casas y los departamentos son sometidos al mismo tratamiento dando a entender que incluso en el interior de estos supuestos santuarios la protección que los personajes pueden gozar es frágil. La cámara siempre se mueve con lentitud a fin de abarcar cada uno de sus detalles, la textura de las paredes, sus cuadros y una decoración descuidada, opaca, rayana en el minimalismo, como si el tiempo se hubiese detenido hace décadas.

Por sobre todo, The Woods es un relato sobre familias donde además de Pawel, Laura y sus progenitores, también se encuentran los padres y madres de los niños desaparecidos en el campamento, el padre y la madre del cadáver desconocido, los niños abusados entonces y ahora, todos atrapados en un torbellino de condenación. El mismo abandono, la misma pérdida y la misma tragedia del pasado parecen replicarse en la actualidad, volver como si nunca hubiesen desaparecido. Los esfuerzos de sus protagonistas por resolver todas las interrogantes develan sucesos dolorosos que desconocían, abriendo un abismo incluso más negro a sus pies, sugiriendo que haberse mantenido en la ignorancia podría haber sido una opción más sana, opción que parece mucho más aconsejable que emprender un viaje al pasado en búsqueda de una pequeña redención, quizás inexistente. Más allá de la resolución de los casos, lo único que parece permanecer son los ecos que continúan saliendo de aquel bosque, ecos de una tristeza inmensa.


Isaac Civilo B.

The Woods (Bosque Adentro)
Netflix
2020
320 minutos

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