Reseña: La Leyenda de Sigurd y Gudrún de J. R. R. Tolkien, Editado por Christopher Tolkien


La Leyenda de Sigurd & Gudrún

A comienzos de este año, Christopher Tolkien, tercer hijo y albacea literario de J. R. R. Tolkien, nos dejó a la edad de 96 años. Su labor como editor de muchos de los documentos que su padre no pudo completar en vida es agradecida por millones de seguidores de la Tierra Media aunque en su momento numerosas fueron las críticas que apuntaban a una labor de enriquecimiento a través de la publicación de obras inconclusas y documentos que el autor de El Señor de los Anillos había usado como apoyo para sus obras mayores, pero que nunca fueron escritos para ser publicados. Hace ya más de 40 años, tal polémica comenzó con la llegada de El Silmarillion (1977) – por muchos catalogado como la Biblia de la Tierra Media –, pieza fundamental del universo creado por su padre. Siguieron los Cuentos Inconclusos de Númenor y la Tierra Media (1980), los doce volúmenes de La Historia de la Tierra Media (1983–1996), Los Hijos de Húrin (2006), Beren y Lúthien (2017) y La Caída de Gondolin (2018).

Para entonces la polémica ya había quedado atrás – a pesar de que algunos nunca perdonarían que el hijo escarbara en las miles de páginas escritas que su padre dejó – y los amantes de la obra de J. R. R. Tolkien casi unánimemente reconocen la labor de Christopher como el más férreo guardián de la Tierra Media, sin quien ideas esenciales de su mitología jamás hubiesen visto la luz del día. Además de estos trabajos, el hijo también fue capaz de publicar un par de obras que no pertenecen a esa cosmogonía, pero que, de manera oblicua, están conectadas de manera profunda al trabajo de su padre: La Leyenda de Sigurd y Gudrún y La Caída de Arturo, ambos poemas de la pluma de Tolkien sobre dos de las principales fuentes de inspiración para su obra, La Saga Völsunga – y por extensión la Edda Poética y El Cantar de los Nibelungos – y el Mito Artúrico.


Quienes han dedicado tiempo a estudiar la obra del profesor de Oxford más allá del nuevo nivel de fama que alcanzaran sus libros tras las cintas de Peter Jackson son conscientes de la complejidad y la profundidad de la Tierra Media. Algunos pesos pesados de las letras del siglo pasado reconocieron este aire que se remontaba siglos para desembocar en la mitología auténtica de Gran Bretaña. George Steiner, por ejemplo, calificó El Señor de los Anillos como “una coherente mitología de una autenticidad universal creada en pleno siglo veinte” y W. H. Auden fue incluso más allá indicando que “Tolkien ha triunfado donde Milton fracasó”. Son tantas las capas lingüísticas, históricas, religiosas, mitológicas, poéticas y literarias que conforman el cuerpo de la Tierra Media que, como han demostrado muchos estudiosos, sumergirse en ellas es el trabajo de toda una vida.

Sin duda, una de sus principales fuentes fue la gran leyenda de la antigüedad nórdica e islandesa que Snorri Sturluson plasmara en la Edda Menor o Prosaica y que también se encuentra en la Edda Mayor o Poética (anónima), además de La Saga Völsunga, la misma que serviría como inspiración para Richard Wagner y su tetralogía operística Der Ring des Nibelungen (El Anillo de los Nibelungos) y ya en el siglo XX para Fritz Lang y sus dos épicas cintas Los Nibelungos: La Muerte de Sigfrido y Los Nibelungos: La Venganza de Krimilda, ambas de 1924. Tolkien realizó sus propias versiones poéticas de estos relatos en dos obras tituladas La Balada de los Völsungos y La Nueva Balada de Gudrún, compuestas desde el anglosajón al inglés moderno, demostrando el conocimiento enciclopédico que el escritor ostentaba respecto de la antigua mitología nórdica, algo evidente en la recreación de esta tradición manteniendo el estilo y la métrica del inglés antiguo, en sí ya una tarea titánica. Esto no solamente se debió a la particularidad de la métrica de sus estrofas de ocho versos llamadas fornyroislag, sino a la creación misma de Tolkien al llenar los espacios vacíos existentes en el relato debido a que su contenido se perdió y ni siquiera referencias existen al respecto.


El resultado fue un compendio de quinientos versos con su métrica eddaica original que además goza de coherencia argumental y de la resolución de aquellos puntos inexistentes. La parte central del relato, la más voluminosa, se había perdido en el incendio que afectó al museo danés que guardaba los documentos originales hacía un par de siglos. La Leyenda de Sigurd y Gudrún contiene los dos poemas y varios apéndices. El primero de estos surge de la Völsungakvida en Nyja (La Nueva Balada de los Völsungos) y abarca la leyenda mitológica de los dioses nórdicos que comienza con la profecía del Ragnarok y el nacimiento de la raza de los Völsungos creada por el dios Odín, y continúa con la historia de Sigurd, la muerte del dragón Fafnir a manos de éste, la muerte del héroe tras ser traicionado, el suicidio de la valquiria Brynhild y la caída de los Niflungs o Nibelungos. El segundo poema es el Gudrunakvida en Nyja (La Nueva Balada de Gudrún) y narra lo que sucede después de la muerte de Sigurd, como la muerte de Atli (el Atila Histórico) a manos de los hermanos de Gudrún, quien además asesinaría a sus propios hijos y quemaría el palacio de Atli, cobrando así venganza por las injurias sufridas y el destino del tesoro de los Nibelungos en las aguas del Rin.

A estos se suman resúmenes y notas aclaratorias de Christopher Tolkien – quien indica en la introducción que el trabajo de edición de los poemas de su padre es casi nulo ya que se encontraban en perfecto estado –, dos apéndices que contienen fragmentos de poemas de Tolkien relacionados con la profecía de la Sibila, con el inicio de La Balada de los Völsungos, y con una traducción al inglés antiguo del Atlakvida, el poema eddaico de Atila. No obstante, una de las secciones más apreciables se encuentra en el principio del volumen. Se trata de la conferencia inédita de Tolkien titulada Introducción a la Edda Mayor y que versa sobre la poesía nórdica, base para su propio poema. Aquí Tolkien expone el contexto histórico del origen de la mitología nórdica y explica la evolución de la misma hasta nuestros días. Una vez más, se pone de relieve el vasto conocimiento del autor respecto de estas mitologías, su visión de la importancia de las mismas en el desarrollo de las culturas europeas y muchos de los elementos que llegaron a formar parte de su propia cosmogonía.

En una entrevista ofrecida por Christopher Tolkien en su momento al periódico The Guardian indicaba que “me atrevería a decir que a una buena cantidad de lectores se les puede quitar las ganas de leer una larga narración de poemas en verso y no seguir adelante. Sin embargo, aquellos verdaderos amantes de toda la literatura de Tolkien pueden experimentar un impacto inesperado: mi esperanza es que quienes aprecian y admiran las obras de mi padre lo encontrarán revelador desde el punto de vista de la poesía nórdica de la antigüedad en general y de su tratamiento de una leyenda intensa, apasionada y misteriosa”. Conceptos tan centrales a la Tierra Media como Los Ents, Mirkwood (El Bosque Oscuro), los Elfos Oscuros, los Elfos de la Luz, los Enanos, Smaug y los Wargos tienen sus raíces en las narraciones nórdicas e islandesas antiguas. Esto ya es aliciente suficiente para que los seguidores de J. R. R. Tolkien superen los miedos que mantenía su hijo al respecto y exploren estos poemas junto a cualquier documentación a la que puedan echar mano sobre esta antigua mitología. Dicha tarea, sin embargo, puede ser algo pesada para el lector de fantasía más sencilla.

En tiempos de sucedáneos literarios, del streaming, del fácil acceso a las series de televisión y sus pobres adaptaciones literarias, siempre existe el peligro de que la profundidad y los matices de obras de literatura mayor vean sus atributos oscurecidos a manos de esta época, carente de mitos propios, o peor aún, ignorante de los mitos que han cimentado su propia historia. La Leyenda de Sigurd y Gudrún y La Caída de Arturo son ejemplos del trabajo de un hombre que, a través de la recuperación de las antiguas tradiciones (lejos del cinismo moral y el agnosticismo de su tiempo), se convirtió en el equivalente creativo de todo un pueblo, reformulando dichas tradiciones para el entendimiento de la mente moderna. Y de paso, establecen con suma claridad que la cosmogonía creada por Tolkien guarda una relación mucho más profunda con las antiguas mitologías – nórdicas, germanas, griegas, artúricas – que con las sagas fantásticas que ha inspirado y que han alcanzado fama durante las últimas décadas. En comparación, Canción de Hielo y Fuego, Malaz, Ámbar, Geralt de Rivia y tantas otras seguirán siendo sucedáneos de calidad, pero sucedáneos al fin y al cabo, de la única gran mitología surgida del siglo pasado.

Isaac Civilo B.

La Leyenda de Sigurd & Gudrún
J. R. R. Tolkien & Christopher Tolkien
Minotauro
528 páginas

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