Reseña: Jonathan Strange y el Señor Norrell de Susanna Clarke
Jonathan Strange y El Señor Norrell
La escritora Susanna Clarke saltó a la fama dentro del género fantástico hace casi tres lustros con su primera novela, Jonathan Strange y El Señor Norrell, obra que tan pronto fue publicada, trepó rápidamente a lo más selecto del género aunque para muchos lectores y escritores no es un trabajo que pueda ser fácilmente clasificable. Este año, Clarke ha regresado con su más reciente novela Piranesi, ya alabada por la crítica alrededor del globo, lo que ha reanimado el interés en su primera novela y en la adaptación televisiva de la BBC, y que es motivo más que suficiente para revisitarla.
Diez fueron los años que le tomó a la
autora el proceso de escritura, un período relativamente largo, pero entendible
cuando comprendemos el inmenso desafío que afrontó para su debut. La dificultad
para determinar el género de este trabajo es lo primero que llama la atención
del lector. Novela Histórica, novela fantástica, novela de historia alternativa
son algunas de las definiciones que se le han adosado. La verdad es que es todo
eso y más. La obra bebe de variadas tradiciones literarias románticas al igual
que de la novela gótica, la comedia costumbrista y aquel complejo arquetipo
conocido como el héroe Byroniano. Sin embargo, lo que predomina a lo largo de
sus casi 800 páginas son los ecos de Charles Dickens y Jane Austen, ese estilo
detallista victoriano aderezado con ajustadas cantidades de magia.
La historia arranca en 1806, en
Inglaterra, donde la Sociedad de Magos de York, conformada por magos teóricos,
establece que la magia ha muerto en las islas británicas. Esto es refutado por
el Señor Gilbert Norrell, dueño de una vasta biblioteca de volúmenes sobre
magia que ha adquirido para su estudio – y para mantenerlos lejos de manos
impropias –. Norrell no solamente refuta la conclusión de los magos teóricos
sino que disuelve su sociedad al ganar una apuesta que consiste en realizar un
acto mágico de grandes dimensiones: en este caso, hacer que las estatuas de la
catedral de York hablen.
Desde ese momento, Norrell, con la
ayuda de un par de caballeros consejeros, decide restaurar la magia en Gran
Bretaña. Desde la muerte trae de vuelta a la esposa de un noble con la ayuda de
un duende que ha convocado desde otro mundo. Esto abre las puertas a Norrell
para usar su magia en la guerra contra la Francia de Napoleón. Desde este
punto, la novela recorre buena parte de la historia inglesa de comienzos del
siglo XIX en exquisito equilibrio con una serie de sucesos mágicos provenientes
de la mitología de las islas británicas. Las descripciones de Clarke referentes
a lo sobrenatural son cuidadas y detalladas además de profundamente
documentadas. La mitología celta forma la base para éstas e incluso, en un
ejercicio metaliterario, la autora se sirve de las casi 200 notas a pie de
página para delinear la historia y el corpus de la magia a través de los siglos
con publicaciones imaginarias, mini ensayos, anécdotas, hechiceros y criaturas
mitológicas. En sí, éste ya es un gran logro imaginativo y literario.
Jonathan Strange, otro mago, se une
prontamente al Señor Norrell. De personalidades casi opuestas, ambos concuerdan
en la importancia de reestablecer la magia en el continente, pero sus enfoques
son tan diferentes que no tardan en tomar posiciones casi antagónicas, en
especial sobre John Uskglass, el legendario Rey Cuervo de la mitología celta y
primer hechicero. Norrell sólo lo concibe como la más perniciosa personalidad
de la historia mientras que Strange desea erigirlo como referente obligado para
la magia moderna. La tensión que se desarrolla entre ambos magos es la columna
vertebral de la novela, y en la vena de Charles Dickens tanto diálogos como
caracterización son dos de los recursos mejor empleados por la autora. Hay
mucho de aquellas personalidades caricaturescas de las obras de Dickens, aquí
personificados en sicofantes, libertinos y aristócratas.
Lo que sigue, siempre acentuada por
la tensión creciente entre ambos magos además de un complot proveniente del
mundo de los duendes, fuente reconocida de la magia, es una serie de aventuras
que Clarke teje con mano maestra. Strange viaja a la Europa continental para
ayudar al ejército inglés contra Napoleón, salva al Rey de Inglaterra del
duende que ayudara a Norrell anteriormente, participa en la batalla de
Waterloo, viaja a Italia para invocar al Rey Cuervo. Norrell, por otro lado, se
enfrasca en sus estudios, escribe cartas y artículos en periódicos
desacreditando las intenciones de su pupilo, lidia con las dudas crecientes del
público sobre la magia. En todo esto hay no solamente una serie de referencias
y homenajes a la literatura sino más bien una suerte de carta de amor a
aquellas influencias que dieron forma al estilo de Susanna Clarke: Dickens,
Austen, Tolkien, Lewis, T. H. White, John Keats. Incluso la famosa reunión de
Lord Byron, William Polidori, Mary and Percy B. Shelley figura en las andanzas
de los magos.
Con todos estos ingredientes, no es
extraño que el impacto de Jonathan
Strange y el Señor Norrell en el mundo literario, específicamente en el
fantástico, haya sido muy contundente. Neil Gaiman, en su momento, lo calificó
como la obra de fantasía más importante desde El Señor de los Anillos. Su cuidada mezcla de géneros y estilos
literarios, su desbordante imaginación, una prosa que recuerda a los grandes de
la literatura victoriana y su esfuerzo por sumergirse en las tradiciones
mitológicas más antiguas de Bretaña transformaron este debut en un híbrido casi
inclasificable debido a la riqueza de sus recursos, y más aún, a su muy elevada
calidad. Después de más de 15 años, el regreso con su nueva novela Piranesi, puede ser celebrado como uno
de los eventos literarios más esperados de la última década.
Isaac Civilo B.
Jonathan
Strange y el Señor Norrell
Susanna
Clarke
Salamandra
800
páginas
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