Reseña TV: Devs


Devs

Alex Garland no es un novato en la ciencia ficción. Después de iniciar su carrera con algunas novelas hace casi 20 años, rápidamente desembocó en la escritura de guiones – entre otros, 28 Días Después y la adaptación de Nunca me Abandones de Kazuo Ishiguro –. El paso siguiente era lógico: ubicarse en la silla directoral de proyectos cinematográficos. Debutó con la algo sobrevalorada Ex Machina, seguida por otra adaptación, la bastante pretenciosa pero plana Aniquilación, basada en el primer volumen de la trilogía Southern Reach del escritor Jeff VanderMeer. En sí tal primer volumen es una suerte de imitación menor de la monumental Roadside Picnic de los maestros rusos Arkady y Boris Strugatski. Y de la misma forma, Aniquilación, la película, era una imitación incluso más superficial de la obra maestra Stalker de Andrei Tarkovski.

El paso siguiente también era el obvio. Una serie de televisión para expandir los temas de Aniquilación y especialmente Ex Machina. Los ochos episodios de Devs nacen desde una tragedia íntima que se convierte en una odisea al mundo cuántico para Forest, el creador de esta empresa tecnológica que trata de ser infiltrada por los rusos y que al mismo tiempo intenta rehuir las amenazas del gobierno de Estados Unidos debido al monopolio que ha desarrollado durante el último año. Ambas subtramas, sin embargo, no pasan más allá de unas cuantas referencias ocasionales, aunque la primera tiende a funcionar como un Deus ex Machina – curiosamente – cuando el guion topa con sus propias limitaciones.


Los ejes de Devs son otros: la obstinada búsqueda de la verdad tras la muerte de su pareja por parte de Lily, la tragedia personal de Forest, y la tecnología misma desarrollada en Devs. Lily recurre a su ex pareja para sortear las barreras que rodean a la empresa y descubrir por qué su actual pareja no regresa tras su primer día en la compañía. Esta búsqueda y la resistencia del jefe de seguridad de la empresa remiten a las historias de espionaje, pero siempre se mantienen en los bordes del relato. La crisis existencial de Lily podría haber sido el eje de la historia, pero la cámara nunca se sumerge en su angustia existencial. De la misma forma la tragedia que ha cambiado la vida de Forest y que lo obligó a desarrollar la compañía para recuperar su pasado es enfocada de manera oblicua, nunca llegando al fondo de su dolor. Ambas tramas se empantanan en la tecnología cuántica con las que los developers intentan conseguir simulaciones exactas del pasado y predicciones respecto del futuro. En esto Devs sigue la misma tendencia de grandes producciones. Aquello que podría ser más fundamental en su narración siempre es minimizado frente a aquello que es accesorio.


En realidad, Devs es una metáfora religiosa de grandes dimensiones, motivo que ya se apreciaba en Ex Machina, pero que Garland es capaz de ampliar gracias a más horas de metraje. Las posibilidades teológicas de la ciencia ficción no son nuevas. Ya han sido exploradas tanto en la literatura como en el celuloide – y de mucho mejor manera –. La innegable cualidad de templo del laboratorio, la atmósfera silenciosa y monástica de su interior, los cánticos religiosos y las estructuras que asemejan ídolos cumplen con efectividad el dotar al relato de la estética de una nueva religión, aquella de los datos y las cualidades cuánticas. Sin embargo, al igual que en las otras obras del director, no logran llegar al fondo de sus propias implicaciones, permaneciendo en un nivel más decorativo, carente de gravedad trágica en sus personajes.


No obstante, no es extraño que esto suceda en este tipo de producciones. Aniquilación ya mostraba la renuencia de su director para ubicar a sus protagonistas y conflictos en el centro de la narración. En su lugar, la incógnita, el giro narrativo inesperado, la sorpresa, el golpe de efecto eran los que tomaban preponderancia. La historia es la que acababa tragándose a sus personajes bajo la lógica del impacto que intenta ocultar el vacío que existe en su planteamiento. El guion intenta cubrir este vacío a través de diversos mecanismos como retazos filosóficos y las constantes citas a poetas y escritores descendientes de la cultura clásica – William Butler Yeats, Philip Larkin –, pero es un pálido esfuerzo por tratar de dotar al relato de una profundidad que no tiene.


Si a estos sumamos diálogos trillados, una tragedia cósmica que nunca termina de cuajar y un estilo visual bastante limitado, pero camuflado bajo efectos digitales y una espectacularidad artificial, el resultado es bastante similar a las películas mencionadas. Sí, Devs es un paso adelante respecto de éstas, pero se explica más por la longitud de su metraje que por el crecimiento de su director. De hecho, se echa de menos más existencialismo en sus casi siete horas de duración. Funciona bien como una pieza atmosférica, cercana al misterio o incluso al terror, pero falla en su intento de convertirse en ciencia ficción profunda. Un grupo de personajes contemplando constantemente el espacio o algunos objetos al azar no es suficiente para lograrlo, al contrario, básicamente desembocan en una propuesta que se mantiene en la superficie, ajeno a sus propias implicancias.

Isaac Civilo B.

Devs
Fox 
409 mins.
2020




Comentarios

Entradas populares