Reseña: Una Revelación Brutal de Louise Penny
Una Revelación Brutal
Con una carrera en el periodismo de
20 años antes de dedicarse tiempo completo a la escritura y ya 13 novelas bajo
su nombre, la canadiense Louise Penny se ha convertido en una de las autoras
más publicadas dentro del extenso catálogo del sello español Black Salamandra.
Esto gracias a su consolidación como una de las narradoras con más ventas
dentro de la actual escena literaria en el país del hemisferio norte. Sus
trabajos toman lugar en la provincia de Quebec y giran en torno al inspector
Jefe Armand Gamache de la Sûreté du Québec. Sus primeros pasos como autora
tendieron hacia la novela histórica, pero derivaron rápidamente hacia la novela
detectivesca aunque sus obras se encuentran mucho más cerca de la novela de
misterio que de la novela negra. Punto a considerar en el balance final.
Three Pines es una pequeña comunidad
en Quebec. Un lugar idílico donde las frustraciones y el estrés de la vida
moderna quedan atrás. No hay cuerpo policial, no hay alcaldes, pocas leyes y un
exiguo cuerpo de bomberos. No son necesarios. Sus habitantes se conocen, se
visitan, cenan y charlan. Más allá de una poeta algo loca – aunque reconocida
en el país – nada parece salir de la tranquilidad a la protección de los bosques
y las montañas.
Tras una conversación inicial de
tintes casi mitológicos entre dos personajes, el cadáver de uno de ellos
aparece en el bistró del pueblo. El dueño de éste, Olivier, también joven
anticuario, siente el golpe con particular intensidad. Entra Armand Gamache,
Inspector jefe del Departamento de Homicidios de la Sûreté de Quebec y su
equipo. Él es padre de familia, una suerte de profesor de aquellos que lo
rodean y a diferencia de muchos detectives de imponente porte, es bastante
afable y sociable. Quienes lo son menos son los habitantes del pueblo que poco
a poco comienzan a mostrar la otra cara de esta existencia sacada de un cuento
infantil.
Hay un par de artistas locales que
mantienen un matrimonio sin manchas, pero que con el correr de las páginas
demuestran sentimientos encontrados sobre su pareja y sobre el trabajo de ésta;
la poetisa loca y deslenguada parece conocer todos los secretos del pueblo y abre
la boca sólo para proferir insultos velados y citas poéticas; hay una familia
checa que ha escapado de Europa tras la caída del comunismo; hay una joven
pareja de ejecutivos que escapa de carreras profesionales que ya no pueden
soportar y abre un spa de lujo, lo que causa más de un levantamiento de cejas
ante la amenaza que parece suscitar para el bistró. Hay un pequeño conflicto
aquí, pero casi nada comparado con el asesinato y sus razones que se remontan
años.
En todo lo anterior, están muchos de
los tópicos de la novela negra, pero hay aún más personajes secundarios de lo
que es saludable incluir en una obra que adolece de subtramas. Durante largos
pasajes la investigación principal se estanca para desembocar en un misterioso
personaje cuya historia raya en lo improbable, remontándose desde los años de
la Segunda Guerra Mundial y las tierras rusas para llegar a uno de esos pueblos
que casi no existen en los mapas. Considerando que éste ya es el hogar de dos
artistas de cierta fama en su país, una poetisa consagrada y otra artista
fallecida que es exhibida en los grandes museos, quizás sea recargar aún más a
esta pequeña comunidad con una inédita colección de arte europeo avaluada en
miles de dólares a manos de un personaje cuya identidad y origen nunca
terminamos de dilucidar.
No obstante, el principal pecado de
la novela es su falta de profundidad y dimensión existencialista. En un género
que se caracteriza por prodigar protagonistas quebrados, con verdaderas
tragedias a hombros, que han visto lo peor que la naturaleza humana puede
ofrecer y que pueden resolver casos escabrosos solamente para emerger más
dañados, una novela como Una Revelación
Brutal inevitablemente se siente liviana e intrascendente. El inspector
Gamache es el mejor ejemplo, aunque no el único. Es un detective eficiente, por
momentos brillantes, pero dista leguas de los memorables del género – Holmes,
Sam Spade, Phillip Marlowe, Maigret, Quirke, Kenzie y Gennaro, entre otros –,
carece de la angustia existencial y la textura áspera de sus predecesores.
Desde Raymond Chandler y Dashiell
Hammett, pasando por James Ellroy hasta Dennis Lehane o George Pelecanos, la
novela negra prodigó muchos trabajos memorables en la literatura del siglo
pasado. Si bien en las nuevas generaciones existen escritores que se mueven con
habilidad a la sombra de los grandes, todavía resta ver si alguna obra maestra
podrá emerger desde sus páginas. Una
Revelación Brutal no se encuentra ni en una categoría ni en la otra, sino
muy por debajo.
Isaac Civilo B.
Una Revelación Brutal
Louise Penny
Salamandra
480 páginas
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