Reseña: La Profundidad del Mar Amarillo de Nic Pizzolatto
La Profundidad del Mar Amarillo

Desde las semillas de estos relatos,
el lector puede trazar claramente la imaginería que Pizzolatto desarrolló en
escritos posteriores y en True Detective:
personajes dañados, vidas monótonas interrumpidas por un evento que pone en
marcha una serie de acontecimientos extraños, relaciones rotas entre padres,
madres e hijos, la niñez perdida, miedos pasados que irrumpen en el presente, y
una atmósfera solitaria, casi opresiva, en el sur de los Estados Unidos. Tales
son los ingredientes a los que el joven escritor ha recurrido para cimentar
gran parte de su obra aunque en La
Profundidad del Mar Amarillo pueden ser apreciados en un estado de alta
pureza. Las historias de esta colección no pueden ser encasilladas en el género
de la novela negra – como sus otros trabajos – sino como relatos sobre aquellas
personas cuyas mejores épocas han quedado atrás, aquellos que dejaron pasar las
escasas oportunidades que la realidad les ofreció, perdedores llenos de
frustraciones, anhelos insatisfechos, amores fracasados y deseos patéticos.
Los mundos de Pizzolatto en
apariencia carecen de vitalidad. Sus moradores son personas enmohecidas,
atrapadas en rutinas deterioradas, rumiando sus decepciones a través de esas
tardes interminables hasta que poco a poco los elementos que los rodean
comienzan a desperezarse, transformándose en paisajes extraños para sus
habitantes, paisajes que los separan del resto de las personas y los aíslan. El
autor norteamericano caracteriza aquella extrañeza con notable intensidad en
esos infinitos cielos rojizos, en contraste con ciudades donde el asfalto se
recalienta bajo un sol implacable, o en campos inertes, petrificados como
cuadros pintados con barnices espesos.
Pocas imágenes podrían ser mejor
delineadas para enmarcar las vidas de sus habitantes y sus temores que la del
poético relato que abre esta antología: los cielos sobre el bosque que vigila
un guardia forestal de oscuro pasado que intenta establecer un orden sobre su
vida a través de la meditación oriental, pero que volverá a experimentar el
terror de perder lo amado desde el momento en que una joven estudiante irrumpe
en ella. O los claroscuros del hipódromo en 1987, En las Carreras, la historia
de un padre cuyos fracasos pesan sobre sus hombros y que no puede apañárselas
con su hijo ni con la femme fatale
que domina la mafia en una narración que coquetea con los gánsteres y el cine
negro. O mejor aún, esos eriales perennes en el relato que le da nombre a la
colección, el viaje de un adolescente y un padre hacia California en busca de
su hija, ahora estrella porno. Las historias avanzan y por ellas desfilan
madres conservadoras cuestionadas por hijos quinceañeros que las abandonan sin
dejar rastro, jóvenes extraños que no pueden entablar relaciones con el sexo
opuesto y deciden dedicarse al robo de poca monta junto a deformes veteranos de
guerra a fin de llenar sus vacíos afectivos, familias disfuncionales cuyos
miembros habitan una mediocridad que nada puede romper.
Los puentes que conectan las vidas de
los protagonistas con sus amigos, familiares o colegas han sido destruidos por
eventos trágicos que han quedado en un pasado muy distante. Pizzolatto, sin
embargo, no concentra su atención en dichas épocas, sino en el presente donde
las dimensiones de tales sucesos escapan a la comprensión de sus personajes, ya
por la distancia, ya por el cansancio, pero siguen pesando como plomo sobre sus
hombros. Cuentos sobre la soledad y el abandono, el miedo y la confusión.
Pequeñas odas a la pérdida, a la transitoriedad.
La
Profundidad del Mar Amarillo
Nic Pizzolatto
Black
Salamandra
296 Páginas
Isaac Civilo B.
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