Reseña: Hayao Miyazaki Isao Takahata de Juan Manuel Corral
Hayao Miyazaki e Isao Takahata
Vida y Obra de los Cerebros de Studio
Ghibli
La editorial especializada Dolmen ha
publicado una serie de volúmenes sobre el trabajo de Hayao Miyazaki,
mundialmente conocido como líder y fundador del icónico Studio Ghibli, además
de un par de antologías sobre la filmografía del estudio. Sin duda, los más
destacados son los excelentes El MundoInvisible de Hayao Miyazaki de Laura Moreno Plata y Miyazaki en Europa de Pau Serracant. Ambos extensos trabajos que se
propusieron develar las claves e influencias de la obra del director. El
primero enfocado en las fuentes y los simbolismos usados por el creador de
Totoro, y el segundo, en la inmensa riqueza que la tradición europea vertió
sobre su imaginación, configurándola de manera perdurable.
Con la misma impecable presentación y un muy cuidado trabajo visual, la editorial publicó el tercer volumen bajo el título Hayao Miyazaki e Isao Takahata: Vida y Obra de los Cerebros de Ghibli. Como es claro desde su portada, en este caso la aproximación del autor Juan Manuel Corral es más justa al incluir la figura de Isao Takahata, socio y cofundador de Ghibli, además de director de títulos esenciales como La Tumba de las Luciérnagas y El Cuento de la Princesa Kaguya, entre otros. Para los más conocedores de la obra del estudio, la figura de éste siempre se ha visto minimizada por el trabajo de Miyazaki, sea porque la producción del padre de Ponyo es algo más extensa, sea porque su personalidad e imagen pública son bastante más notorias que el minimalismo y el retraimiento de Takahata, quien siempre eligió el silencio y el anonimato. Por lo tanto, esta crónica de sus vidas y obra es una posibilidad de tener una visión más holística del legado de ambos.
Durante los tres primeros capítulos,
Corral detalla la infancia y la juventud de ambos, los eventos que marcaron sus
vidas, sus intereses y pasiones. Gracias a una abundante documentación, es
posible entender la influencia que muchos de los sucesos que vivieron – como la
Segunda Guerra Mundial, los aviones, las relaciones familiares – marcarían sus
obras en décadas siguientes. Desde el comienzo, no obstante, es notorio el
favoritismo de Corral por Isao Takahata, en desmedro de un Miyazaki, a sus
ojos, lleno de contradicciones y víctima de un carácter algo fogoso.
Durante estos capítulos, destacan las labores de ambos como dibujantes, productores e incluso directores en decenas de series de televisión. Algunas de éstas pasaron sin pena ni gloria por la pantalla chica mientras que otras como Heidi o Marco marcaron generaciones incluso más allá de los bordes de su país. Particularmente interesante es el proceso de creación del estudio Toei Doga, donde ambos realizaron diversas laboras y pudieron curtir diversos aspectos como creadores que en años siguientes servirían como base para los proyectos de Ghibli. Durante estos pasajes también se detalla la influencia que Disney ejerció sobre la perspectiva de ambos, un hecho bastante obvio, pero ante el cual Miyazaki siempre ha tenido una actitud bastante ambigua, a diferencia de la animación rusa o europea que siempre ha aceptado como una influencia significativa.
La segunda parte del volumen se
concentra totalmente en la creación de Studio Ghibli y en la concepción de cada
una de sus cintas. Nuevamente la documentación es abundante y las
circunstancias que llevaron a la creación de estas obras emblemáticas de la
animación fueron, en muchos casos, difíciles y variopintas. Se detallan muchas
de las influencias literarias en el trabajo de Miyazaki: Dune de Frank Herbert, Diana Wynne Jones, Antoine de Saint-Exupéry,
Ursula K. le Guin – con quien tuvo una relación bastante accidentada debido a
la adaptación de Cuentos de Terramar
– e incluso J. G. Ballard.
Más interesante, sin embargo, es la relación de Miyazaki y Takahata en cuanto enfoque creativo, tema que aparece y reaparece a lo largo del volumen. La tesis de Juan Manuel Corral apunta al equilibro necesario para que el estudio sobreviviera: Miyazaki es el director cuyas propuestas son más comerciales y quien aporta más dinero a Ghibli, mientras que las propuestas de Takahata son mucho más vanguardistas, serias y aportan el prestigio y respeto artístico que, de otra manera, el estudio no tendría. Esta tensión ha sido patente desde la juventud de ambos. Si bien Miyazaki era un gran admirador de directores como Ingmar Bergman o Akira Kurosawa, constantemente prefería decantarse por Chaplin, mientras que Takahata siempre consideró que la animación debía ser un medio para tocar un amplio rango de temáticas, adultas e infantiles, sombrías y luminosas por igual. Ahí donde Miyazaki modificaba fuentes literarias para adaptarlas a un público más infantil, Takahata nunca cuestionó la crudeza del material con el que trabajó. Esto no solamente se reflejaba en la dimensión trágica de sus obras sino en el estilo visual minimalista de las mismas, lejano al barroquismo del creador de Porco Rosso.
Esta tensión ha sido una constante en
la existencia de Studio Ghibli. Llevó a muchas desavenencias y a la cancelación
de algunos proyectos. Takahata incluso llegó a advertir sobre la concepción de
los personajes femeninos de Miyazaki, producto, en su opinión, de una
idealización que nació del desconocimiento de Miyazaki respecto de las mujeres
durante gran parte de su vida debido a su escaso contacto con ellas.
Juan Manuel Corral parece aprovechar algunas de estas opiniones para cargarle las tintas a Miyazaki. Si bien es cierto que el director ha mantenido una posición algo ambivalente respecto de ciertos tópicos, el favoritismo de Corral por Takahata a veces adquiere ribetes de incongruencia. Éste es el principal problema con Hayao Miyazaki e Isao Takahata: Vida y Obra de los Cerebros de Ghibli. A modo de crónica, es un trabajo efectivo, interesante inclusive. No obstante, cuando Corral asume una voz crítica, sus opiniones dicen mucho más sobre él que sobre la vida y obra de Miyazaki. Varias de sus observaciones rozan el sinsentido, y otras son derechamente ridículas. En este aspecto Laura Montero Plata en El Mundo Invisible de Hayao Miyazaki y Pau Serracant en Miyazaki en Europa son mucho más objetivos en sus apelativos y se cuidan de proyectar sus voces más allá de lo conveniente, asumiendo una actitud moralista que muy poco tiene que ver con la obra de los creadores de Ghibli.
En resumen, Hayao Miyazaki e Isao Takahata: Vida y Obra de los Cerebros de Ghibli
es un trabajo interesante a través del que muchos seguidores de Ghibli podrán
entender los eventos y las influencias que marcaron a sus fundadores, y quizás
redescubrir diferentes series de animación que en su momento dejaron pasar por
desconocimiento más que por falta de interés. Es una crónica cuya información
es copiosa y detallada, un buen mapa a la hora de entender la evolución de
Miyazaki y Takahata, pero que se vuelve tediosa, algo absurda y demasiado autoconsciente
cuando José Manuel Corral abandona su función de cronista, a la que debería
atenerse sin salvedad. Un volumen interesante y entretenido, pero que se mueve
muy por debajo de la profundidad y los matices de El Mundo Invisible de Hayao Miyazaki y Miyazaki en Europa
Isaac Civilo B.
Hayao
Miyazaki Isao Takahata: Vida y Obra de los Cerebros de Ghibli
José
Manuel Corral
Dolmén
288
páginas
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