Reseña: La Entrega de Dennis Lehane
La Entrega

Bastante conocido hoy en día gracias
a las adaptaciones de Mystic River y Shutter Island a manos de dos leyendas
cinematográficas, Clint Eastwood y Martin Scorsese, y sus colaboraciones en los
guiones de las notables series de televisión The Wire y Boardwalk Empire,
y de las recientes Mr. Mercedes y The Outsider, Lehane ya se había
consagrado una década antes con una rápida seguidilla de excelentes novelas en
su serie Kenzie-Gennaro. Hoy por hoy alterna sus labores de guionista con la de
escritor sin afectar un ápice el balance calidad/cantidad. La Entrega, una de sus más recientes novelas vuelve a ser un
soberbio ejemplo.

Ambos sucesos ponen en marcha una
serie de eventos alrededor de un conjunto de personajes ambiguos, algo crueles
y lo suficientemente quebrados como para intentar manejar sus vidas privadas
lejos del escrutinio de sus semejantes. El dueño del bar, Marv, administra
apuestas, es ambicioso, tiene tratos con la mafia. Básicamente es el producto
exacto de una infancia pobre en los barrios bajos, salvo por el hecho de cuidar
de su hermana y especialmente de su padre, un anciano vivo sólo gracias a las
máquinas que lo mantienen.

La gran economía narrativa que Lehane
imprime a sus novelas es refinada incluso más en La Entrega. La inteligencia y la sensibilidad de su prosa dibujan a
cada uno de los personajes en tan solo algunos párrafos. No hay estridencia ni
aspavientos de virtuosismo. Incluso a los personajes secundarios aplica el
mismo tratamiento, creando una galería de personas creíbles.
Sus diálogos son algunos de los
mejores que pueden encontrarse en la novela negra y fuera de ella. Son tensos,
afilados, de gran ritmo, pero al mismo tiempo con una dosis de humor negro
capaz de sonsacarle risotadas al lector en los momentos más sombríos. Sin duda,
la niñez de Lehane en los barrios bajos de Boston desarrolló su oído para la
conversación cortante. Sus metáforas y símiles son ingeniosas, divertidas, y
recuerdan las clásicas chanzas mafiosas que enmascaran amenazas que pueden
estallar en cualquier momento. En esto, pocos escritores hay que puedan
igualarlo. La concisión de su prosa es a toda prueba.
Al igual que en las cintas de Martin
Scorsese, hay un aire religioso que parece flotar en la atmósfera de la novela
como testigo de las acciones transgresoras de sus personajes. Provee solaz
cuando es necesario, pero no siempre responde a las preguntas de éstos. Es
ambiguo y a ratos testamentario, envolviendo a sus protagonista en un halo de
angustia que se hace presente tan pronto cierran las puertas de sus hogares
para enfrentar la soledad.
Todas estas virtudes toman lugar en
meras 190 páginas de un relato sustancioso, sin un gramo de grasa, con un ritmo
perfectamente graduado y una atmósfera muy bien lograda que denota sobriedad y
pleno control de su estilo. Sus personajes se mantienen reales en cada una de
sus páginas, e incluso en aquel desenlace que llega como un golpe seco, Lehane
mantiene un pulso inalterable dejando que el lector atisbe un par de sorpresas
que ni siquiera sus protagonistas habían sospechado.
Por fortuna, Dennis Lehane aún tiene
una larga carrera por delante. Con meros 55 años, un cuerpo de novelas de gran
calibre al hombro y un destacado papel como guionista, merece con creces el
título del mejor escritor de su generación. Sea ésta la última notable del
género negro o no, siempre podremos volver a sumergirnos en la densidad de sus
obras y revivir la sensación del más gélido espanto y la más cálida redención.
Isaac Civilo B.
La
Entrega
Dennis
Lehane
Salamandra
Black
192
páginas
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