Reseña: Estación de Tormentas (The Witcher 8) de Andrzej Sapkowski
Estación de Tormentas
Es un fenómeno bastante normal dentro
de la fantasía el que un autor vuelva a las tierras de su saga principal. Sea
por presión de los seguidores o porque aún hay ideas que pueden contribuir a
ampliar el universo creado, muchos lo han hecho y continúan haciéndolo a través
de trilogías, series o volúmenes independientes. Este último es el caso de Estación de Tormentas, publicada
originalmente después del volumen final de la Saga de Geralt de Rivia, La Dama del Lago, pero que
cronológicamente se ubica entre las dos primeras antologías de cuentos, El Último Deseo y La Espada del Destino. Por ende, mucha de su textura se asemeja más
a las historias cortas contenidas en ellos aunque de extensión muy superior.
En su comienzo, Estación de Tormentas se siente algo liviana en comparación.
Probablemente al no formar parte de la narrativa principal de la saga, sea
considerada como una suerte de largo apéndice que, en términos de información,
no aporta mucho a lo ya desarrollado en volúmenes anteriores. Sin embargo, rápidamente Sapkowski comienza a hilar
una historia de gran ritmo donde recupera muchos de los elementos mitológicos y
políticos de la serie. La trama comienza en la villa portuaria de Kerack donde
el Brujo encuentra, una vez más a su fiel amigo, el trovador Jaskier, y de paso
a otra de aquellas hermosas hechiceras eslavas que Sapkowski con tanto detalle
creara a lo largo de numerosas historias.
Como en sus cuentos cortos, la
aventura y las sorpresas son parte fundamental de su estructura. De hecho, ésta
se revela como una concatenación de diferentes misiones que Geralt debe llevar
a cabo, unidas por revelaciones y sucesos muy pintorescos. Hay conspiraciones
palaciegas, traiciones dentro de un gremio hechiceril, parricidios, aspirantes
al trono e invasiones armadas que el Brujo debe atravesar. El autor polaco
desarrolla una narrativa cíclica donde capítulo tras capítulo, una aventura
lleva a otra que a su vez lo guía hacia otra. En esto, algo asemeja a las
novelas góticas donde la narrativa y sus elementos se revelan como cajas que se
abren para revelar una caja idéntica más pequeña con un conflicto similar.
Todas las características de
Sapkowski están en Estación de Tormentas:
la prosa elegante, los diálogos afilados y dinámicos, el humor negro, los giros
de tuerca, una atmósfera muy bien lograda y, por supuesto, una dimensión
existencialista, casi nihilista, en la figura de Geralt de Rivia, quien a esta
altura ya lleva un año separado de Yennefer, pero que, en más de una ocasión, se
acerca peligrosamente a otra de las hechiceras de turno. Sin embargo, y a
diferencia de los volúmenes principales de su saga más famosa, en esta ocasión Sapkowski
no pone tanto énfasis en dicho existencialismo sino que deja respirar más el
relato. Esto no quiere decir que no exista una serie de capas en las que el
lector pueda sumergirse si desea profundizar más en el fino análisis sobre lo
usos del poder, los peligros de la manipulación genética y la ambición humana
que su autor ofrece.
En todo lo anterior, Estación de Tormentas se muestra como un
volumen con méritos propios, y una excelente adición al mundo creado por
Andzrej Sapkowski. Quizás para aquellos lectores que esperaban una continuación
o una expansión que pudiese arrojar más luces sobre el final de la serie
principal esta novela pueda sentirse algo decepcionante al comienzo, pero tal
percepción se esfuma rápidamente.
Aun así, Sapkowski se las arregla
para cerrar la novela con un final algo ambiguo desde donde se desprenden
algunos indicios que podrían apuntar hacia una continuación de su saga, un
siglo después de que Geralt, Yennefer y Ciri pasaran a ser parte de la
historia. No pasa de ser un delgado hilo, quizás un sueño o una ilusión lanzada
al viento que no se concretará, pero al menos el autor no ha cerrado la puerta
completamente a tal posibilidad. Es sólo un atisbo a un futuro que puede no
existir, pero que si llegara a materializarse, sería un regreso bienvenido a un
mundo que ha cautivado a millones de personas.
Isaac Civilo B.
Estación
de Tormentas
Andrzej
Sapkowski
Alamut
312
páginas
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