Reseña: Los Tejedores de Cabellos de Andreas Eschbach

 


Los Tejedores de Cabellos

 

Una de las grandes ventajas que el nuevo auge de géneros como la ciencia ficción, la fantasía y el terror ha traído consigo es permitir a las editoriales publicar obras que no pertenecen al mercado anglosajón. En español, las novelas y antologías de estos géneros han sido dominadas durante décadas por escritores de lengua inglesa, relegando muchas propuestas interesantes desde otras latitudes. Hace algunos años, Cixin Liu y su Trilogía de los Tres Cuerpos entró con inusitada fuerza a la escena de la ciencia ficción. El primer volumen, El Problema de los Tres Cuerpos, se alzó nada menos que con el premio Hugo, mientras que su tercera parte, El Fin de la Muerte, obtuvo el Locus.  

El éxito que la trilogía de Cixin Liu supuso abrió las puertas para que la ciencia ficción y la fantasía proveniente de oriente también tuviesen un impacto en el mercado español. Nova ha continuado publicando novelas y antologías de Liu – La Tierra Errante y La Esfera Luminosa –, además de Marea Tóxica de Chen Qiufan, La Redención del Tiempo de Baoshu, y Vagabundos de Hao Jingfang. Alamut se ha hecho con los derechos para la Trilogía del Diente de León de Ken Liu, ahora una tetralogía – La Gracia de los Reyes, El Muro de las Tormentas y dos volúmenes más en camino – y de su notable antología El Zoo de Papel y Otros Relatos, y las antologías de ciencia ficción china editadas por Liu Planetas Invisibles y Estrellas Rotas. Esto ha complementado el trabajo silencioso de otras editoriales que ya habían comenzado este proceso: Gigamesh con los maestros rusos de la ciencia ficción, los Hermanos Strugatski, Nevsky con la sorprendente Anna Starobinets, e Impedimenta con el genio polaco y filósofo Stanislaw Lem. Por ende no es sorpresa que Alamut nos vuelva a entregar, o mejor dicho, recuperar una obra de gran calidad, esta vez proveniente de Alemania.



Andreas Eschbach debutó en 1995 con Los Tejedores de Cabellos y desde entonces cada una de las obras de su copiosa producción ha cosechado los más prestigiosos premios europeos. Este debut también cristalizó en un éxito de ventas y traducciones a diferentes idiomas. La calidad de esta obra y la de muchos otros escritores, sin embargo, no debería ser una sorpresa para los lectores dada la dilatada tradición germana en el campo de lo fantástico, una de las más ricas del mundo, solamente superada por aquella de las islas británicas.

Muchos de los tópicos clásicos de la ciencia ficción están aquí: el mundo desértico y olvidado en los confines de la galaxia, un imperio universal regido por un emperador cuya figura ha sobrevivido cientos de años, naves espaciales que visitan diversos mundos manteniendo el orden. No obstante, Eschbach construye su relato sobre un dato atípico. El tejido de alfombras hechas con cabellos se lleva a cabo en muchos planetas. En cada uno de ellos hay miles de tejedores que consagran su vida al tejido de una única alfombra creada a partir de los cabellos de sus hijas y esposas. La alfombra es vendida a los galeones espaciales que las llevarán al palacio del Emperador. El tejedor ha cumplido su misión y una nueva alfombra es el trabajo que su hijo deberá comenzar desde muy joven.



También atípica es la estructura del relato. En lugar de centrarse en un puñado de protagonistas, Eschbach desarrolla capítulos cortos que giran en torno a diferentes personajes. A veces algunos reaparecen en otros capítulos como secundarios o simples referencias, pero la habilidad que el autor despliega para hilar la narración emula la misma estructura de las alfombras con largos cabellos que se entrelazan en un tejido que se expande a lo largo de galaxias. En esto hay un indudable aire a las fábulas europeas de antaño y la forma en que desplegaban sus capas lenta pero constantemente para atrapar al lector en un entramado pletórico de detalles.



Y es que el poder fabulador de Eschbach es notable. Capítulo a capítulo, los mundos donde se desarrolla la trama, donde se asientan sus culturas y religiones, donde se expande el rumor de la caída del Emperador, se hacen tan reales como si ya pudiésemos vislumbrar sus contornos en el horizonte al igual que el futuro que deberemos experimentar en las siguientes décadas. De la misma forma, y a pesar de la corta extensión de sus episodios, el autor se las arregla para desarrollar una galería de personajes creíbles y complejos. Sea en la pobreza de los suburbios, en el palacio del Emperador o en las tripulaciones interestelares, los protagonistas de la novela destacan por sus matices. Hay ambiciones y tentaciones íntimas, deseos universales y misiones épicas que establecen las bases de su drama y su tragedia.



Poética y sombría a parte iguales, la novela tampoco rehúye la especulación filosófica – uno de los pilares de la buena ciencia ficción –. Sus ideas se proyectan mucho más allá de lo que las audiencias han llegado a esperar debido a mediocres adaptaciones televisivas o cinematográficas. Su agudo análisis del poder va mucho más allá de las dicotomías que incluyen a oprimidos y opresores, a buenos y malos, a víctimas y victimarios. Al igual que con sus personajes, los entresijos y los matices son los realmente importantes, los que dotan a la narración de suficiente profundidad y ambigüedad.



Para los amantes de la literatura de género, el momento para poder descubrir este tipo de obras difícilmente podría ser más propicio. Todas aquellas vertientes que pueden ser agrupadas bajo el amplio concepto de Lo Fantástico poseen una tradición mucho más dilatada de lo que la mayoría de los lectores sospecha, y considerando la forma en que los servicios de streaming se están alimentando de dichas fuentes, los años en que las editoriales seguirán rescatando estos trabajos parecen ser muy largos. Sin duda, es un buen momento para nutrirse, para descubrir la tradición y el verdadero origen de innumerables propuestas modernas, a menudo pálidas versiones de aquellas obras más fundamentales.

 

Isaac Civilo B.

Los Tejedores de Cabellos

Andreas Eschbasch

Alamut

322 páginas

Comentarios

Entradas populares